Era el fin de semana de Santiago Abascal. En plena crisis interna de Vox, con díscolos levantando el vuelo y denunciando abiertamente el funcionamiento oligárquico y poco democrático del partido, el líder de la extrema derecha española acogía en Madrid la primera gran cumbre de Patriots, el grupo europeo con más peso en la defensa del trumpismo en Bruselas y el fin de los elitistas ejes que eternamente han movido los hilos en el Viejo Continente. Un grupo parlamentario heterogéneo, con integrantes históricamente antagónicos y con toda una suerte de intereses personales y nacionales difíciles de manejar y centralizar en una hoja de ruta compartida. No obstante, y por encima de estas diferencias, los ultraconservadores atisban una oportunidad: el crecimiento de una marea populista que llega desde Estados Unidos o Argentina; aires sobre los que Patriots trata de ir a rebufo.

La cumbre empezó este viernes con una cena de gala donde Abascal pudo ejercer de anfitrión y dar la bienvenida a Madrid a sus colegas europeos. De aquel encuentro, a puerta cerrada, solo se filtraron una decena de imágenes seleccionadas previamente y una nota de prensa. Un comunicado rubricado por la totalidad del grupo donde, abiertamente, Patriots se comprometía a aprovecharse de la reciente coronación de Donald Trump y “los vientos de libertad” de Javier Milei en Argentina: “Europa está descubriendo que estas políticas, apoyadas masivamente por la ciudadanía, pueden cambiar el destino de nuestras naciones”. Un destino que, a ojos del grupo presidido por Abascal, garante de los valores más conservadores que se defienden en el Europarlamento, pasa por acabar con la “era de las élites en Bruselas”. “Queremos romper el status quo y devolver el sentido común a la UE. Es necesario recordar nuestros valores fundacionales y recuperar nuestro poder. Hacer Europa grande otra vez”, remataban el comunicado.

No obstante, el día grande era este sábado, donde desde primera hora de la mañana un sinfín de diputados, invitados y periodistas esperaban pacientemente la orden para acceder al centro de conferencias del Hotel Marriot de Madrid. 220 huecos para prensa que han quedado cortos. 93 periodistas gráficos pertrechados con sus trípodes, cámaras y equipos. Walkie-Talkies que echaban humo en un amplísimo despliegue policial dedicado a acordonar la zona y coordinar los accesos de las diferentes delegaciones que llegaban al lugar escogido para la celebración del foro ultra.

No sería hasta pasadas las 11.15, con cerca de una hora de retraso, cuando arrancaría el acto central de la cumbre de Madrid. Entretanto, el anfiteatro levantaba el ánimo ondeando banderas entre vivas a España. Sin embargo, el momento de máximo fervor llegaría con la entrada de los líderes de Patriots: Santiago Abascal, en su condición de capitán del barco, era escoltado por personalidades como Víktor Orban, primer ministro húngaro; Marine Le Pen, líder de Agrupación Nacional; Matteo Salvini, líder de La Liga italiana y ministro de Infraestructura y Transporte en el Gobierno liderado por Giorgia Meloni; o Geert Wilders, capataz del Partido por la Libertad y ganador de las últimas elecciones en Países Bajos.

Make Europe Great Again

Soberanía, libertad, identidad y tradición eran los cuatro valores escogidos por Patriots para el vídeo inaugural que daría inicio a los discursos. Mensajes plenamente conservadores para introducir a la retahíla de líderes sobre el escenario, arrancando con Martin Helme, líder del Partido Popular Conservador en Estonia, que se vería obligado a frenar su discurso y esperar pacientemente a que la Policía Nacional sacase en brazos a una activista de Femen que se ha infiltrado en el salón y no ha dudado en gritar contra el fascismo de la convención mostrando su pecho.

En orden de importancia, de menor a mayor, desfilarían posteriormente sobre el escenario otros líderes como la griega Afroditi Latinopoulou, el checo Per Macinka, el polaco Krzysztof Bosak o el portugués André Ventura, quien no ha dudado en demostrar su perfecto manejo del castellano para asegurar que “Feijóo es igual que Sánchez”. Un dardo celebrado por el público que acompañaría a los “Make Europe Great Again” repetidos una y otra vez por todos los participantes.

No sería diferente en las intervenciones de los grandes líderes del grupo: “La victoria te está esperando, buen amigo. Pronto serás el presidente del Gobierno en España. Viva Santiago”, arrancaba Geert Wilders, apodado como el “Trump neerlandés” tanto por sus resultados electorales como por la rubia melena que le caracteriza. “Fuisteis los primeros en echar a los islamistas, en la Reconquista. Vosotros, los españoles, fuisteis los primeros en hacer vuestro país grande otra vez”, ha proseguido, copiando una por una todas las recetas del manual de la extrema derecha -desde el odio al inmigrante («hay que echar a los inmigrantes») hasta su cacería frente al colectivo LGTBI («solo existen hombres y mujeres, lo demás son invenciones»). 

Igual de duro, aunque con la chulería identitaria del cliché italiano, se mostraba Matteo Salvini: «By, bye, Pedro Sánchez. Bye, bye, Open Arms», empezaba, dando pie a un discurso mucho más técnico que el de su predecesor hablando sobre el «suicidio económico» abanderado por Lagarde y el «abandono» de la ciudadanía de Von der Leyen. «Son los estados los que legitiman a la UE. No al revés. Europa es libertad. El burka, el terror y el terrorismo no son Europa«, sentenciaba.

Mismo mensaje, especialmente en la necesidad de reivindicar «las naciones primero», ha lanzado Marine Le Pen: «Estamos frente a un cambio mundial», aseguraba la líder de la Agrupación Nacional francesa, indicando, además, que solo desde Patriots se tiene una interlocución constante, equilibrada y respetable con Donald Trump. «La historia no hace regalos a los débiles. La historia nos ha enseñado que no ha sido Europa quien ha creado la potencia, sino los países que la componen», añadía.

Posteriormente llegaría el turno de Viktor Orbán, quien, en su condición de primer ministro de Hungría, ejerce de líder moral del grupo: «Llevo muchos años gobernando, sí. Pero también pasé 16 en la oposición. Santiago, a ti ya te toca«, vaticinaba el dirigente, quien, a través de un discurso histórico, daba las gracias al pueblo español por ser «el primero» que les dio apoyo en 1955 cuando se posicionaron en contra de «los comunistas». Una clara reivindicación del franquismo, aplaudida y celebrada por los presentes sin ningún tipo de pudor: «Abascal es el torero más valiente que he visto jamás en la política española», ha sentenciado. 

«Ladran, luego cabalgamos» 

Y tras esa patria referencia llegaba el turno de que el ‘torero Abascal’ saliese al ruedo: «Sánchez, con Maduro y con Hamás. Feijóo, con Von der Leyen. Nosotros, aquí, con vosotros, con el futuro», ha arrancado el líder de Vox, quien cerraba la cumbre en su condición de presidente de Patriots. Presidencia que ha querido estrenar reivindicando los lazos comunes que unen al conglomerado de partidos presentes en el cónclave: «Nos unen nuestros valores, nuestras tradiciones y nuestras fronteras, ya que vallas más altas hacen buenos vecinos. Nos alegramos, además, de tener a Trump de nuestro lado».

«Nunca Europa había vivido un tiempo de censura igual que el de ahora. No quieren que los europeos escuchen nuestro mensaje. No quieren que las personas que sufren las consecuencias de sus políticas nocivas puedan protestar. Están contaminados hasta el tuétano por el wokismo y los delirios socialistas», ha proseguido, reivindicando nuevamente la figura de Donald Trump como contrapeso a «los dinosaurios globalistas que nos imponen cómo hay que vivir, qué hay que comer o dónde hay que viajar». 

«Ahora levantan la bvoz con los aranceles, pero el gran arancel es la política confiscatoria de la UE. Gracias, a todos, por sumaros a la batalla. Estamos orgullosos de La Reconquista. Me gusta que nos reconozcáis aquella gesta. Fuimos el muro de Europa frente al islamismo y estamos dispuestos a volver a serlo», añadía el líder de Vox, finalizando su intervención en torno a la figura de la libertad -«para crear riqueza», «para que las naciones elijan su futuro o «para que los padres puedan defenderse de los lobbys que rompen la infancia»-. 

«No podemos desaprovechar la oportunidad. Seremos protagonistas de una victoria histórica. Adelante, patriotas de Europa, adelante la Europa de las patrias», concluía, dando paso al himno de España y a la posterior foto de familia de todos los líderes presentes que han participado en la cumbre. 

Lectura nacional

No dudan desde dentro de Vox en tratar de utilizar este gran foro, con un papel protagónico de su líder, Santiago Abascal, para acabar con el ruido interno y salir reforzados de cara a sus votantes. La formación, que no deja de ascender según las encuestas, está atravesando momentos de debilidad esta última semana, especialmente después de la salida de Juan García Gallardo, quien fuera líder de la delegación castellanoleonesa y exvicepresidente de la Junta en el Gobierno del popular Alfonso Fernández Mañueco. Una inesperada decisión que, además, vino acompañada con críticas a la dirección y a la “oligarquía” que realmente manda en Vox -conformada, según díscolos consultados por ElPlural.com, por Abascal, Kiko Méndez-Monasterio, los Ariza y el sector más neofalangista cercano a Buxadé-.

Mientras tanto, y con fuentes de Vox resaltando el crecimiento a nivel internacional de su líder, el resto del arco parlamentario mueve posiciones y tira de argumentario para valorar el cónclave ultra: “Una cumbre de racistas, una cumbre de homófobos, una cumbre de machistas, una cumbre de los que son, al fin y al cabo, los socios del PP”, explicaba este viernes el PSOE, que ha decidido omitir a Vox y tratar de desestabilizar y generar incomodidad a Feijóo y los suyos con su respuesta a la presencia de toda la plana mayor del fascismo europeo en Madrid.

“No es casualidad que los ultras de toda Europa hayan escogido Madrid como lugar de encuentro. Este es un país que acoge, que cree en la transición ecológica justa y es un emblema de las políticas de Igualdad y de la defensa de los derechos LGTBI. Por ello, en plena oleada reaccionaria, nuestro país es una de las piezas a batir en el tablero político internacional”, prosiguen estas mismas fuentes.

Menos duros se han mostrado en el PP, quien trata de hacer equilibrios entre la celebración del fascismo y su posición con Donald Trump, a quien líderes del partido como Isabel Díaz Ayuso se rinden abiertamente generando controversia dentro de los encargados de fijar la postura internacional y europea del partido. De esta forma, ni contigo ni sin ti, los de Feijóo quedan en fuera de juego en una pugna que se les atraganta desde el surgimiento de Vox, a quien históricamente han criticado mientras los asumían como socios de Gobierno cada vez que sus votos han sido necesarios.

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