La plitidepsina, un fármaco antitumoral que se utiliza desde hace años en el campo de la oncología, tiene potencial para tratar también diferentes virus, como el SARS-CoV-2, el MERS, el zika, el virus respiratorio sincitial (el VRS, el de la bronquiolitis), el de la hepatitis C y el herpes, entre otros. Así lo demuestra un estudio de IrsiCaixa, centro impulsado por La Caixa y la Consejería de Salud de Cataluña, recién publicado en ‘Nature Communications’. Este fármaco también podría ser eficaz contra el covid persistente.
«Es un hallazgo muy importante porque tenemos que pensar que en el futuro habrá nuevas pandemias. Necesitamos antivirales como este que tengan la capacidad de hacer frente a virus de familias diferentes», asegura a El Periódico de Cataluña la investigadora principal de IrsiCaixa, Nuria Izquierdo-Useros. «La plitidepsina puede ser una estrategia que en un futuro nos permita combatir virus que ahora mismo desconocemos», añade.
Actualmente, los médicos no disponen de tratamientos efectivos para muchos virus y, en muchos casos, la única opción es superarlos gracias al propio sistema inmunitario. Sin embargo, la versatilidad de la plitidepsina radica en su capacidad para modular funciones celulares más allá de su punto de acción principal. Al bloquear su diana terapéutica, este fármaco desencadena cambios en otros procesos moleculares aparentemente desconectados, generando un patrón único que el equipo investigador define como «huella molecular».
Como cuenta Izquierdo, desde el inicio de la pandemia se sabia que este tratamiento tenía un «efeco antiviral» contra el covid-19. Los investigadores han estado estudiándolo años, gracias a lo cual conocen su «diana terapéutica». «Vimos que esto nos permite predecir su efecto antiviral contra este y otros virus», dice. Los primeros estudios en laboratorios muestran una «eficacia clínica» contra el herpes, el Zika, el VRS o la hepatitis C, entre otros virus. Pero aún hay que hacer ensayos clínicos, precisa esta investigadora.
Eficaz contra el Covid-19
Estudios hechos con este fármaco al inicio de la pandemia sí mostraron sus bondades para tratar el Covid-19. «Sin embargo, cuando se hizo un estudio sobre su eficacia, encontramos una limitación: [este estudio] se realizó en un momento en que ya había muchas personas vacunadas, lo que dificultó tener un número muy grande de pacientes», cuenta Izquierdo. No obstante, sí se ha visto que plitidepsina «reducía el número de días» que las personas contagiadas con el SARS-CoV-2 dependían del oxígeno para respirar. «Vimos una tendencia que refleja que las personas tratadas con este fármaco tenían dos días menos de oxígeno que las demás», asegura.
La plitidepsina bloquea un proceso esencial para la supervivencia de las células y los virus: la síntesis de las proteínas. El estudio revela que las células compensan esta inhibición activando rutas alternativas de síntesis de proteínas, lo que les permite sobrevivir. Sin embargo, muchos virus no pueden aprovechar estas vías alternativas y, por tanto, su replicación se detiene.
En el laboratorio, plitidepsina ha inhibido la replicación del SARS-CoV-2, el MERS, el virus de la hepatitis C, el Zika, el herpes simple y el virus respiratorio sincitial a concentraciones que no afectan a las células. No obstante, algunos virus, como el VIH, sí son capaces de utilizar las vías alternativas y, por ello, el fármaco no es eficaz para frenarlos.
Inflamación crónica
Este estudio también ayuda a comprender por qué plitidepsina regula la producción de ciertas proteínas relacionadas con la inflamación crónica, tales como la IL-6, como ya habían reportado en artículos previos. Esta característica, junto a su papel antiviral, ha llevado a iniciar un ensayo clínico en covid persistente, liderado por la Fundación Lucha contra las Infecciones, donde podría combatir tanto el virus como la inflamación asociada.
La mayoría de los antivirales se diseñan para atacar directamente al virus. Sin embargo, debido a la rápida evolución de los virus y la aparición de variantes, estos tratamientos pueden volverse ineficaces. Además, desarrollar antivirales específicos requiere un conocimiento detallado de cada virus, lo que dificulta una respuesta rápida ante nuevas pandemias. Por el contrario, los fármacos dirigidos a moléculas humanas no tienen estas limitaciones. Explorar el potencial antiviral de estos fármacos a través de su huella molecular ofrece una «oportunidad única», destaca IrsiCaixa, para descubrir nuevos usos y aplicaciones.