El porcino aragonés prolonga la época dorada en la que anda inmerso desde hace ya una larga temporada. El sector mantiene la senda de crecimiento a pesar de todas las adversidades surgidas en los últimos años, ya sea por la pandemia, la crisis energética, la deriva inflacionaria y las crecientes tensiones geopolíticas. Nada puede con la pujanza del cerdo. Las exportaciones marcaron el pasado año un nuevo máximo histórico tras un sobresaliente incremento tanto en volumen como en valor económico. La mejora del negocio exterior ha sido compatible con el descenso de las operaciones a China, el principal cliente internacional de estos productos cárnicos, algo que ha sido posible gracias a la diversificación de destinos.

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