Madrid acoge este fin de semana la cumbre de Patriots, a la que asistirán líderes europeos como el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, la francesa Marine Le Pen o el vicepresidente italiano Matteo Salvini. Santiago Abascal, líder de Vox y elegido en noviembre nuevo presidente de este partido europeo, ejercerá de anfitrión del evento.
Será, según cuentan fuentes de Vox a EL ESPAÑOL, una suerte de «acto de proclamación» porque se trata de la «primera gran convocatoria» de Patriots bajo el liderazgo de Abascal. El encuentro tendrá lugar en el Hotel Marriott Auditorium y se han acreditado ya más de 240 periodistas de medios de más de 10 países, incluidas casi todas las agencias internacionales.
Patriots Party es una formación que se fundó en verano tras las elecciones al Parlamento Europeo. Impulsada por los húngaros de Fidesz, el objetivo era aglutinar a todas las fuerzas de la autodenominada derecha soberanista o alternativa, también etiquetada por sus adversarios políticos como ultraderecha, derecha radical o populista.
¿Qué les une? Comparten la mayoría de postulados políticos como reforzar las fronteras exteriores, la lucha contra la inmigración ilegal o combatir la agenda verde o la cultura woke. «No somos idénticos porque cada uno tiene unas realidades locales, pero compartimos un mismo diagnóstico», cuenta a este periódico Jorge Martín Frías, director de Disenso y eurodiputado de Vox.
También tienen en común su admiración por Donald Trump. En las últimas horas, el plan del presidente de Estados Unidos para hacerse con el control de Gaza y expulsar a los palestinos de la zona ha generado fuertes críticas a nivel internacional.
Mientras la mayoría de países rechazan el plan, los partidos que militan en Patriots han abrazado la propuesta. Para Orbán, Trump es, en palabras de su ministro de Exteriores, un «negociador con habilidades fantásticas» y su política internacional trae «paz y estabilidad». Vox también ve «razonable» la idea de Trump, que contempla convertir el enclave en la «Riviera de Oriente Próximo».
Hungría es, de hecho, el único país europeo en respaldar el llamado plan Gaza. Hasta la Italia de Meloni, una de las mejores aliadas de Trump, no ve claro el asunto. La Comisión Europea, por su parte, adopta un perfil bajo y dice que «toma nota» de las palabras del mandatario estadounidenses.
A día de hoy, Patriots ya engloba a 16 partidos de hasta 13 países europeos. Son formaciones que gobiernan en países como Hungría (Fidesz), Italia (Liga) o Países Bajos (Partido por la Libertad) y próximamente en Austria (FPÖ). En Francia (Agrupación Nacional), República Checa (ANO 2011), Portugal (Chega!) o España (Vox), se encuentran entre las tres primeras fuerzas más votadas.
En la órbita de esos partidos están líderes como Donald Trump, Javier Milei, actualmente al frente de Estados Unidos y Argentina, respectivamente, o el expresidente brasileño Jair Bolsonoro. También la italiana Giorgia Meloni, que no forma parte de Patriots. «Esos gobiernos pueden permitir visualizar cómo sería una presidencia de Santiago Abascal», explican fuentes del partido.
Sumar a Meloni
En el Parlamento Europeo, con 86 eurodiputados, Patriots ocupa la tercera fuerza, solo superada por el Partido Popular Europeo y los socialdemócratas. Cuando se gestó el partido, la intención inicial de Orbán era crear un supergrupo único de derechas —los 86 de Patriots más los 80 de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR)—, lo que le hubiera otorgado la segunda posición en Bruselas, pisándole los talones a la derecha tradicional porque sólo les separarían 22 escaños.
«Los partidos de derecha deben colaborar; estamos en manos de dos mujeres que deben llegar a un acuerdo», reclamó públicamente Orbán en junio del año pasado. El dirigente húngaro se refería a Le Pen, que es, con diferencia, la que más escaños aporta a Patriots, y a Giorgia Meloni, la cabeza más visible del otro grupo de derechas.
Pero el deseo de Orbán no se hizo realidad. La rivalidad entre ambas impidió que el proyecto saliera adelante.
Y ahora, seis meses después, Abascal se marca retomar esa «gran aspiración» del húngaro. «A largo plazo la unión de Patriots y ECR va ser posible, pero en estos momentos hay muchos gallos», explican fuentes de Vox. Es decir, en la siguiente cumbre ambicionan con que Meloni esté presente y sea una más entre los «patriotas europeos».
Y en ese objetivo, Abascal juega con una ventaja, a juicio de Vox. La buena sintonía entre la mandataria italiana y el político español, sostienen fuentes del partido, facilitará la colaboración entre Patriots y ECR.
Durante la pasada legislatura, Vox formó parte de esta familia europea, pero tras los nuevos comicios decidió abandonarla para unirse a Patriots. Pese a ello, Abascal afirmó que mantendría una «relación especial» con los partidos de ECR. «Giorgia Meloni siempre será una socia, amiga y aliada de Vox», dijo el pasado 8 de julio.
Ahora trabajarán para formar «un grupo grande que ponga fin al actual consenso que opera en Europa entre PP y PSOE que ha marcado la deriva decadente de la UE», lamenta Jorge Martín Frías, el segundo español, junto a Abascal, que forma parte de la dirección de Patriots.
Abascal quiere funcionar como una especie de «pegamento», explican, que permita allanar el camino para un mejor entendimiento con los de Meloni, pero también con los aliados de Vox en Estados Unidos y Latinoamérica. De hecho, el dirigente de Vox fue el único español presente en la toma de posesión de Trump el pasado 20 de enero en Washington DC, ciudad a la que volverá en los próximos días para intervenir como ponente en la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), el cónclave anual del Partido Republicano.
Crisis interna
Vox acoge esta cumbre en un momento en el que todas las encuestas le sonríen. La última publicada por este periódico y elaborada por SocioMétrica da a los de Abascal un porcentaje de voto del 14,1%, con lo que obtendría nueve escaños más que los actuales, hasta alcanzar los 42.
Al ascenso que registra Vox en todos los sondeos se produce, además, en plena crisis interna del partido tras la salida del exvicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, que este lunes renunció como portavoz de su grupo, procurador y miembro del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) de Vox. A él se suman otras importantes bajas como las de Iván Espinosa de los Monteros, Rocío Monasterio o Macarena Olona.
Sin embargo, estas continuas deserciones no le están reportando un desgaste electoral al partido, según las empresas demoscópicas. Desde Vox creen que la entrada en Patriots y la salida de los gobiernos autonómicos del PP donde gobernaban en coalición han sido «dos aciertos».