Un año de investigación, decenas de documentos internos y testimonios de trabajadores inéditos han destapado la estrategia de la firma francesa Decathlon, basada en la explotación y el abuso laboral, las fábricas clandestinas, y el uso de algodón procedente de campos de trabajo forzoso, según revela el estudio realizado por los periodistas de Disclose, junto con el programa de la cadena France 2, ‘Cash Investigation’.
“Los principales proveedores de Decathlon en Asia utilizan varias formas de esclavitud moderna”, afirma el informe que detalla abusos que van desde salarios precarios, jornadas de trabajo de más de 80 horas semanales, o estrategias internas para encontrar proveedores clandestinos que aplican condiciones de producción indignas, “bajo la presión que impone la marca a sus subcontratistas de reducir costes”, se puede leer.
Los principales proveedores de la firma francesa se encuentran en Asia, concretamente en China, Vietnam y Bangladesh. Este último, la marca lo cataloga en sus documentos obtenidos para la investigación, como “país de bajo coste”. Para Decathlon, Bangladesh es el comodín perfecto y su talón de Aquiles para reducir gastos y aumentar sus beneficios a coste de proveedores “ultra low cost”, que emplean a menores para poder pagarles por debajo del salario mínimo estipulado en el país.
Además de nutrirse de este tipo de distribuidores, Decathlon cuenta con fábricas “clandestinas”, según un exempleado entrevistado. Estas fábricas suministran hasta el 10% de los componentes de las zapatillas, a pesar de que la marca no lo revela en las auditorías. “En Bangladesh es así: Sin medidas de protección ni seguridad a pesar de manipular sustancias químicas potencialmente tóxicas para la salud”, cuentan desde Disclose en un post publicado en la red social Bluesy, donde muestran un vídeo en el que aparecen varias trabajadoras manipulando productos sin ningún tipo de protección.
La investigación reveló que, a finales de 2022, Decathlon contaba con un total de 1.721 subcontratistas, de las cuales casi el 30% son empresas chinas, entre las que se cuenta Qingdao Jifa, uno de los principales proveedores textiles de la marca. «Decathlon no trabaja con los mejores proveedores», insiste un anónimo alto ejecutivo de la firma deportiva.
Bangladesh: 87 euros al mes por 60 horas a la semana
De entre esos miles de colaboradores, el medio Disclose consigue identificar a uno de ellos; el grupo Edison Footwear, que emplea a 1.700 personas y que solo en 2021 fabricaron 1,3 millones de zapatillas “Kalenji Run 100”, uno de los modelos más vendidos por Decathlon.
“La mayoría de los empleados de Edison aceptan esos salarios porque quieren escapar de la pobreza que enfrentan en las zonas rurales”, afirma en la investigación Kamrul Hasan, secretario general del sindicato Akota, que representa a los trabajadores de la confección, y que denuncia que los salarios rondan los 87 euros por 60 horas a la semana, pero que en muchos casos, se contrata a adolescentes menores para reducir más el suelo.
Para garantizar márgenes cómodos para sus clientes, Decathlon compra el par de zapatillas a Edison Footwear por unos 6,40 euros, que luego vende por el doble, 13 euros. Para ello, la fábrica debe garantizar un ritmo de producción que convierte a sus trabajadores “en auténticos esclavos textiles”, insiste el estudio.
Según un exempleado de Decathlon, a este tipo de proveedores “ultra low cost”, la empresa los cataloga como “nivel 3”, y representan el 10% de la composición final de una zapatilla que luego se venderá en cualquier tienda de la marca francesa del mundo.
Algodón procedente de campos de trabajo Uigur
Además de los documentos internos, los autores de la investigación accedieron con cámara oculta a una de las fábricas situada al este de China, para demostrar cómo un centenar de trabajadores confeccionan ropa y accesorios para Decathlon en dudosas condiciones laborales.
En estas fábricas se utiliza algodón procedente de Xinjiang, la región de china de donde son originarios la minoría étnica musulmana de los uigures. Gracias a decenas de investigaciones y denuncias de ONGs, se sabe que la mayoría del algodón procedente de esta zona, viene de campos de trabajo, donde los uigures están sometida por el Gobierno chino a trabajos forzados.
El estudio no solo se centra en prácticas laborales abusivas, también destapa como la marca de deporte cuenta con socios que abastecen a la multinacional con cuero procedente de fábricas acusadas de la deforestación ilegal en Brasil.
Hasta el momento, Decathlon nunca ha querido formar parte del Acuerdo Internacional de Salud y Seguridad en la Industria Téxtil, creado tras el desastre del Rana Plaza, cuando se desplomó una edificio de la industria téxtil bangladeshí, matando a más de 1.100 trabajadores en 2013. En cambio, sí pertenecen al acuerdo cerca de 190 marcas, como Uniqlo, Puma o Inditex.