El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, está decidido a capitanear otra lucha europea, ante la inacción de los líderes de las grandes potencias de los Veintisiete. La llegada de Donald Trump al poder, de la mano de Elon Musk, ha arrodillado a los mandatarios de las principales compañías tecnológicas y empieza a definir una tecnocasta no muy diferente a la oligarquía rusa. Una pinza de autoritarismo y desregulación exacerbada que amenaza el viejo continente y contra la que el jefe del Ejecutivo español asegura que “tenemos que revelarnos”.

La tecnología no puede ser considerada negativa por naturaleza y, evitando incurrir en el determinismo tecnológico, la culpa no puede sino depositarse en estos grandes mandatarios. “Lo bueno de la tecnología no es poco, pero también sabemos que bajo el aura del milagro económico, social y cultural hay ocultas muchas miserias”, ha lamentado Sánchez, que se ha preguntado si tras la revolución digital “son más plenas nuestras vidas, son más igualitarias nuestras economías, tenemos las sociedades más cohesionadas”. La respuesta “obvia” para el presidente es “no” y sus culpables fácilmente localizables.

“El algoritmo no reparte oportunidades, las grandes plataformas tecnológicas no son neutrales y las mentiras viaja más rápido por ellas que la verdad. Datos falsos, imágenes modificadas, fake news”, ha relatado, poniendo de ejemplo la vergüenza vivida en ciertas plataformas y pseudomedios cuando sucedió la DANA. “Qué otra cosa se buscaba si no era desmoralizar a la sociedad o sacar partida del dolor a costa de las víctimas”, ha cargado, lamentado que “la viralidad cotiza muy por encima de la verdad”.

“Esto no es fruto del azar, es un plan diseñado sistemáticamente, elegido y pensado por potencias extranjeras como Rusia y fuerzas antisistemas que buscan general el caos para alcanzar el poder o aprovecharse de los más vulnerables”, ha acusado Sánchez. A más, ha señalado a la “élite de billonarios” que ahora encarna Musk y que “no pagan impuestos”, pero para quienes” no basta tener más dinero que 150 países juntos, quieren el poder político y democrático, sentarse en los Consejos de Ministros sin caretas ni mediadores, controlar nuestras leyes y nuestras vidas”.

Todos ellos, para el mandatario español, “libran una batalla sin reglas ni principios que tiene un impacto en la vida real”. Frente a esto, Sánchez propone “revelarnos” y poner sobre la mesa “una alternativa”. Alternativa que asegura que desde España estamos dispuestos a impulsar en Europa.  “Frente a los que promueven la desregulación absoluta o los que pretenden usar la tecnología como un arma más de censura, Europa debe consolidar un modelo de desarrollo tecnológico que contribuya al crecimiento económico desde pleno respeto a los derechos digitales de la ciudadanía”, ha espetado.

Una digitalización humana y humanista.

La marca Europa impulsada por España debe ser una “digitalización humana y humanista”, ha defendido el líder del Ejecutivo, radicada en tres medidas iniciales que presentó en el Foro de Davos y que tienen implicaciones europeas. “Para proteger a la ciudadanía y retomar el poder de las plataformas”, ha introducido, lo primero es “acabar con el anonimato que envenena las redes sociales”. La obsesión de Sánchez en materia tecnológica es, últimamente, esta y no le faltan símiles para justificar su posición: “nadie va por la calle sin su DNI, con una careta o con el coche sin matrícula”.

La segunda de las propuestas es el refuerzo material y personal de las capacidades del Centro Europeo para la Transparencia Algorítmica, ubicado en Sevilla. Además, en materia nacional, ha adelantado la aprobación de la designación de la CNMC como coordinador de servicios digitales para ejercer la supervisión de la actividad de las plataformas digitales. “Debemos ir más allá a la hora de defender los derechos digitales de la ciudadanía y profundizar en la transparencia de los organismos, frente a su eliminación de todos los elementos de moderación y, por tanto, de lucha contra la desinformación”

Por último, ha asegurado que desde Europa se están “estudiando mecanismos que aseguren la responsabilidad legal de estos directivos de grandes tecnológicas respecto al funcionamiento de sus plataformas, garantizando que puedan rendir cuentas judicialmente por la vulneración de derechos y libertades que se pueda dar en estas plataformas”. “Necesitamos que estos CEOs no rehúyan el cumplimiento de sus obligaciones y que cuando lo hagan respondan por los daños que provocan sus plataformas con su responsabilidad”, ha zanjado con otro símil: “si el dueño de un restaurante es responsable del estado de la comida, estos también tendrán responder de sus actos”.

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