Benjamin Franklin afirmaba que “invertir en conocimientos produce siempre los mejores intereses”. Y no le faltaba razón al político y científico estadounidense. En un mundo cada vez más global, la educación es clave para definir el futuro de las personas y, por ende, el progreso del conjunto de la sociedad. Más allá de ser una herramienta para acceder a mejores oportunidades laborales, invertir en formación fomenta el pensamiento crítico, la innovación y la capacidad de adaptarse a los constantes cambios tecnológicos y sociales.