La luna de miel de Trump consigo mismo se está terminando. No ha transcurrido un mes desde su entrada en la Casa Blanca y ya se agrietan algunas de sus medidas más rupturistas. Por cierto, cuando escribía el artículo, a los diez días de la presidencia, ya advertía que cuando se publicara quedaría desfasado a la vista de la velocidad con que se suceden los sustos.

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