Como he escrito en otro lugar, siempre he sido escéptico respecto a la idea de un emergente orden mundial multipolar. Esto no significa que nunca sucederá, pero hay una diferencia entre lo inevitable y lo inminente. En el momento de redactar este texto, Estados Unidos está reafirmando su papel como la superpotencia principal a una velocidad sorprendente. En lugar de contrarrestar el poder estadounidense, el resto del mundo parece estar cediendo a las exigencias de Washington. Todo comenzó hace unos días, cuando el presidente de Colombia, Gustavo Petro, se negó a aceptar deportados desde los Estados Unidos. Durante un juego de golf, Trump anunció en redes sociales un aumento masivo de aranceles a las importaciones colombianas, así como restricciones de visa a funcionarios gubernamentales, lo que forzó a Bogotá a ceder en cuestión de horas. Los siguientes países en la lista de Trump fueron Canadá y México. Desde hace tiempo, se ha señalado que las autoridades canadienses son demasiado permisivas al emitir visas, lo que permite que estas se utilicen para ingresar a Estados Unidos, una situación contraria a la postura firme de la nueva administración sobre la inmigración. Además, Canadá se ha convertido en un país crucial para el tránsito del fentanilo. “Si somos su socio comercial más importante, muéstrennos respeto”, afirmó Howard Lutnick, nominado a secretario de Comercio, en su audiencia de confirmación la semana pasada. La percepción de que el actual gobierno canadiense no está dispuesto a tomar medidas llevó a la imposición de… Leer más

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