La jornada deja mal cuerpo. El equipo de Diego Martínez corre peligro de acostumbrarse a jugar con el marcador en contra y no siempre se llega a puntuar. Este año van demasiadas derrotas, tres y un empate, y el abismo resulta amenazante. El objetivo de la permanencia es una exigencia permanente de solvencia en esta Primera sin cuartel, y con el sobresalto constante del VAR. Dar ventaja al contrario permite que te marquen goles como en Montilivi. De nuevo, al igual que ocurrió con Raúl Asencio en el Madrid, otro grancanario se lució sobre el verde con los adversarios. Juanpe, el central del Cruce de Arinaga que juega en el Girona, parecía al recordado Beckenbauer cuando salía con el balón desde atrás a repartir juego. La impresión amarilla resulta pobre, con pocas ocasiones de peligro y sin un director de orquesta. Con el empujón final, balones a las bandas y centros al área, se desplegó el talento de un equipo renovado por la fuerza de bajas y sanciones, y con incorporaciones, algunas poco afortunadas, como la de Pelmard. En el partido 150 de Alex Suárez de amarillo, se quedó corto el gol de Fabio Silva, pese a los intentos del incansable portugués, adelante y atrás, para lograr el empate.

Fuente