Podemos y Sumar inician la carrera por el liderazgo de la izquierda. La relación entre ambas fuerzas se congeló hace un año, con la ruptura definitiva en el Congreso de los Diputados, y desde entonces no ha habido señales de deshielo. Al menos hasta hace unas semanas, cuando Yolanda Díaz abrió el debate sobre una candidatura de unidad, precisamente en un momento en que el Gobierno evidenciaba su debilidad con la caída del decreto ómnibus, que exhibió la ruptura de la mayoría de investidura y que levantó alarmas en algunos sectores sobre un posible adelanto electoral.
La reconciliación de Podemos y Sumar de cara a una próxima cita electoral ha sido una cuestión recurrente desde su divorcio parlamentario, pero la vicepresidenta segunda del Gobierno ha evitado siempre pronunciarse sobre este asunto. En los últimos tiempos, sin embargo, se ha producido un punto de inflexión, y la dirigente ha iniciado un discurso llamando abiertamente a la unidad, en una invitación que Podemos ha ignorado deliberadamente.
“Yo voy a trabajar para que lo que ha pasado el 23J vuelva a pasar. Y quien no quiera estar ahí, lo tiene que explicar, porque sabemos cómo funciona la ley D’Hondt”, defendió la dirigente el lunes pasado en un desayuno informativo, unas declaraciones en las que se ha ratificado después asegurando que hacía falta «generosidad». En Sumar apuntan a que estas expresiones no son casuales, y hay quien ve una manera de trasladar la presión a Podemos, en una suerte de carrera por el relato, tendiendo la mano en primer lugar y sacudiéndose de responsabilidad, al menos a nivel preventivo, de que no fructifiquen los planes de unidad. De momento, se tratan de afirmaciones aisladas, aunque no existen más planes de acercamiento ni una hoja de ruta definida.
Pero sí es la primera respuesta de Yolanda Díaz a Podemos, que lleva meses sosteniendo una estrategia para debilitar a Sumar y recuperar la hegemonía del espacio. El partido morado lleva trabaja para volver a liderar la izquierda del PSOE desde las elecciones europeas de junio. Aquella cita electoral fue un termómetro para los morados, y el resultado de Irene Montero en las urnas, que logró dos diputados frente a los tres de Sumar, supuso un chute de ánimo en sus filas.
La misión de Podemos en estos momentos consiste en devolver a Montero a la política nacional como candidata en las próximas generales, y volver a ser el actor vertebrador en la izquierda. ¿Cómo? Poniendo en cuestión por todos los medios posibles el papel de Sumar en el Gobierno y dudando de su autoridad como fuerza alternativa al socialismo, llegando incluso a sugerir su anexión a las filas del PSOE.
La principal fortaleza de Yolanda Díaz son sus alianzas. Izquierda Unida, los Comunes, Compromís, Más Madrid, Equo o Chunta Aragonesista son algunas fuerzas que se aliaron en torno a su figura para las últimas generales, y dan contenido y presencia a la coalición Sumar. Pero al tiempo en que estas alianzas se han ido resquebrajando, Podemos también ha dado señas de intentar disputárselas a Sumar.
Además de recobrar el contacto con IU, ya avanzan cuál será su estrategia: fortalecerse lo máximo posible frente a Díaz para que el resto de aliados de Sumar tengan que «elegir» entre ambas opciones. Una manera de apuntar a lo incompatible de que ambas fuerzas vuelvan a convivir bajo la misma marca electoral, y mucho menos bajo el liderazgo de Díaz.
La semana pasada, el exdiputado Juantxo López de Uralde, líder de Alianza Verde y extremadamente vinculado a Podemos, descartó por completo una coalición en torno a la vicepresidenta segunda. “Nosotros, como la gente de Podemos, hemos pasado ya la pantalla de Yolanda Díaz», apuntó, definiendo a la dirigente como una «incapacitada» para liderar una candidatura de unidad.
En Podemos también apuntan a la salida de Díaz como condición para un acuerdo, y ya preparan el terreno para lanzar la candidatura de Irene Montero, que los últimos meses ha venido defendiendo que se presentará a unas primarias. Esa es precisamente la exigencia que plantearán los morados para cualquier alianza, una fórmula que -creen- les da una importante ventaja respecto al resto de partidos, al contar con una militancia de unos 30.000 personas altamente movilizadas.
Esta fue ya una de las peticiones que lanzó para las últimas generales, pero el adelanto electoral que precipitó los comicios, tras el fiasco de las autonómicas y municipales, se llevó por delante este requisito, ante lo ajustado de los plazos. En esta ocasión, Podemos vuelve a plantear su órdago y parece dispuesto a llevarlo hasta el final.
En Sumar ya han puesto sobre la mesa la posibilidad de primarias. Lo hizo la secretaria de Organización y coordinadora provisional de Movimiento Sumar, Lara Hernández, que ya fijó una serie de coordenadas para una eventual candidatura de unidad, situando la «participación» como una de las bases. En las filas de Díaz sin embargo apuntan a lo engañoso de las primarias, cuyos resultados depende en gran lugar de «cómo se hagan» y cuáles sean los requisitos previos para votar, teniendo en cuenta que unas primarias entre distintas formaciones obligarían a crear un «censo nuevo».