Un día María regresó de un viaje de trabajo y se encontró con que su pareja le anunciaba, sin previo aviso y tras años de relación, que quería ser mujer. Estaban esperando su segundo hijo. «Me dijo que quería vivir como mujer y mantener la relación; me sentí estafada, no es lo que compró, yo me enamoré de una persona, y es como cambiar las reglas de golpe, estás jugando a ajedrez y el otro te dice que ahora las reglas son otras. ¿Qué me estás diciendo? Se me cayó el mundo encima», recuerda.

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