Hacienda inspecciona de forma detallada todas las operaciones financieras que llevamos a cabo. Con el objetivo de luchar contra el fraude fiscal, la Agencia Tributaria ejerce un control muy intenso para corroborar que todo está en orden y castigar a los ciudadanos que no están cumpliendo con las normas.
Por eso, los ingresos de dinero en el banco y las transacciones en efectivo están bajo sospecha. Actualmente, el erario público establece una serie de límites para hacer operaciones sin tener que justificarlas. Por ejemplo, para ingresar más de 1.000 euros en el banco es imprescindible identificarse, y dicha cantidad es la máxima para hacer pagos en metálico.
Asimismo, hay un límite de 3.000 euros para retirar del banco sin dar explicaciones a la Agencia Tributaria. En caso de mover dinero en efectivo, Hacienda pedirá explicaciones si una persona entra o sale del país con 10.000 euros o más, así como con las transacciones de 100.000 euros o más dentro de territorio nacional.
Si Hacienda detecta una infracción, el castigo variará en función de su gravedad. Si la infracción es leve si la base de la sanción no supera los 3.000 euros, y la multa será del 50% del importe. Las graves radican en aquellas operaciones en las que la cantidad no declarada supera los 3.000 euros y ha existido ocultación, y el implicado deberá abonar entre el 50% y el 100% de la cuantía.
Por último, las infracciones muy graves son aquellas en las que se han empleado medios fraudulentos. En ese caso, la multa será de entre un 100% y un 150% del importe. Por ejemplo, si la base de la sanción es de 100.000 euros, la cantidad a pagar será de 150.000 euros.