Cuando el quinto presidente y “padre fundador” de Estados Unidos James Monroe dirigió su discurso al Congreso el 2 de diciembre de 1823, el país era aún débil y temía que las potencias coloniales europeas atacaran su incipiente proyecto de democracia. Por eso Monroe lanzó una advertencia: un ataque a cualquier país de la región sería considerado un ataque a Estados Unidos. América para los americanos. Estableció así la que desde entonces se llamó Doctrina Monroe: mantener alejados a los imperios de España y Francia, entre otros, del continente americano. En los comienzos, se trató de una política defensiva ante injerencias extranjeras. Sin embargo, con los años, se fue transformando en la justificación del expansionismo estadounidense. 

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