El Ministerio de Asuntos Exteriores destinará 2,6 millones de euros a la demolición del ala sur del Hospital Español de Tánger y a medidas de seguridad. Después de encargar un informe arquitectónico cuyo contenido se desconoce, el Gobierno ha adjudicado sin publicidad las obras, al considerar que la iniciativa cumple el supuesto de «situaciones que suponen un grave peligro» y que hay que actuar con emergencia.

A esos 2,6 millones se suman las nóminas del personal que trabaja en el centro, lo que da una cifra de alrededor de 3 millones de euros.

Este hospital, construido en 1950 para atender a ciudadanos españoles que residen en Tánger, se convirtió en 1996 en un centro de asistencia sanitaria y una residencia de personas mayores. Sin embargo, se desconoce el número exacto de residentes, ya que las autoridades consultadas se niegan a facilitar el dato. Pese a ello, EL ESPAÑOL ha podido conocer que hay menos personas ingresadas en el centro que personal contratado. Hay alrededor de 30 trabajadores para 10 pacientes.

Los diplomáticos que han ejercido en Marruecos coinciden en señalar que este hospital «es deficitario«, que los residentes han ido disminuyendo paulatinamente, que tiene exceso de personal y que recibe una cuantía de ayudas que no se justifican. Además, no hay un responsable visible.

El pasado 20 de enero, el departamento que dirige de José Manuel Albares adjudicó a la empresa R7 Consultores el servicio de asistencia técnica para la dirección facultativa de las obras de mejora por un valor de 241.758 euros, «negociado sin publicidad acelerado».

Por el mismo sistema de urgencia, el Ministerio de Asuntos Exteriores adjudicó un contrato a la empresa GTS Electrónica por un valor de más de dos millones de euros (2.447.830 netos). Esta compañía ya ha realizado obras de este estilo con anterioridad en legaciones españolas en el extranjero.

Se trata de un procedimiento de contratación pública que permite omitir el periodo de publicidad e invitar directamente a las empresas a presentar sus proyectos. El Gobierno alegó que los defectos detectados en el hospital «afectan a la seguridad estructural del inmueble, así como a la seguridad de las personas que residen y trabajan en el edificio», por lo que la reparación debía hacerse de forma inmediata «para evitar daños irreversibles«.

El Hospital Español de Tánger no tiene formalmente un director cargo que corresponde nombrar al Ministerio de Asuntos Exteriores desde que el doctor Fernando Cañadas, que trabajó en el centro más de tres décadas, se retiró en 2022.

Una parte del personal que trabaja en el Hospital Español de Tanger.


Una parte del personal que trabaja en el Hospital Español de Tanger.

Desde entonces, Cañadas se ha convertido en médico especialista consultor, ejerce como profesional independiente y presta servicios dentro del centro supuestamente de forma altruista.

Al no haber un responsable oficial del centro, es el cajero el que aparentemente ejerce esas funciones. En 2020, la subsecretaria de Asuntos Exteriores, María Celsa Nuño García, designó «cajero» del hospital por el sistema de libre designación a Miguel Ángel Borredat Ríos. Su sueldo es de 4.284,56 euros.

«No hay más de 10 ancianos»

Sin embargo, Borredat presidió el pasado mes de septiembre la última convocatoria para contratar personal laboral fijo con categoría de oficial.

El hospital ha visto reducidas sus funciones a ambulatorio y a residencia de ancianos, porque la población española ha disminuido progresivamente en Tánger. Desde 1996, el ala norte del centro se destina a la residencia, con una capacidad para medio centenar de personas en dos plantas, una para hombres y otra para mujeres.

Tienen derecho a una plaza los emigrantes españoles o nacidos en Tánger durante el Protectorado español, mayores de 65 años y en situación de necesidad, que habiendo alcanzado la edad de jubilación carecen de recursos suficientes. En el hospital les ofrecen alojamiento, manutención, atención médica, peluquería y barbería en días puntales, y fisioterapia y podólogo por prescripción médica.

«Sinceramente, no creo que lleguen a más de 10 personas las que están viviendo allí«, explica un funcionario español que visitó el centro recientemente.

Acceso principal al Hospital Español de Tánger.


Acceso principal al Hospital Español de Tánger.

«Cuando hicimos la visita había 30 personas trabajando y los residentes no llegaban a la decena, pero es que no pudimos verlos. Nos asombramos de que no nos encontrábamos a nadie a las 12 del mediodía. Preguntamos: ‘Pero, ¿dónde están los residentes? Queremos hablar con ellos’. Pero no apareció nadie», relata la misma fuente.

En 2002, hace más de dos décadas, había 42 residentes, según documentó Rosana Lasarte, trabajadora social en proyectos de cooperación internacional, en la investigación social «Tercera edad en Tánger».

En 2017, EL ESPAÑOL pasó un día en el hospital con el entonces director, el doctor Cañadas, y había una treintena de residentes, pero muchos de ellos sobrepasaban los 90 años. Algunos tenían su casa y utilizaban el hospital como centro de día, con actividades de recreo ofrecidas por una voluntaria.

«Esto es vergonzoso. Lo lógico es que las pocas personas que viven en el hospital de Tánger se trasladasen al hospital de Tetuán, donde hay 18 personas atendidas por las monjas españolas. El gasto que se está haciendo es absolutamente innecesario. Tienen a 40 personas trabajando para atender a unos pocos ancianos. Este personal podría recolocarse en los consulados», explica el funcionario.

Cinco nuevos trabajadores

Aun así, durante el segundo semestre de 2024, el Ministerio de Exteriores convocó cinco plazas para trabajadores en el Hospital Español de Tánger: una de ayudante de cocina, tres vacantes de asistente de sala y una plaza de personal laboral fijo para la gestión contable y manejo de equipos informáticos.

En la fotografía que el embajador y el cónsul españoles se hicieron delante del hospital durante su visita en marzo de 2024, aparecen acompañados de una veintena de empleados, sin rastro de ningún residente.

Según el reglamento publicado en el BOE en 1977, la inspección del hospital corresponde al Ministerio de Asuntos Exteriores, que la ejercerá a través de la Embajada de España en Marruecos y del Consulado de España en Tánger. Según la Embajada en Rabat, este centro es la «institución ligada a la presencia española en esta ciudad y sigue desempeñando una labor asistencial esencial».

La profusión de ayudas al centro de Tánger contrasta con la situación en que se encuentran los españoles en Casablanca. «Es triste que la Asociación Benéfica Española de Casablanca, que sí que funciona y ayuda a muchos españoles mayores que viven en la ciudad, cada vez tenga menos recursos, porque todo el dinero se destina a mantener el hospital de Tánger«, lamenta la misma fuente.

Para elaborar este artículo, el periódico se puso en contacto con la consejera de Trabajo de la Embajada de España en Rabat, Sonsoles Gutiérrez; con el consejero de Información en Marruecos, Valentín Dueñas, con la Oficina de Información Diplomática (OID), con el arquitecto Sergio Vega, autor del informe, y con el Hospital Español de Tánger para conocer de manera oficial el nombre del director, el número de residentes, el número de empleados y solicitar el informe arquitectónico de las obras. Todas las fuentes oficiales contactadas remiten al Ministerio de Asuntos Exteriores, que tampoco ha facilitado la información.

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