Las cartas ya están sobre la mesa. Ahora solo falta tener suerte, o clavarlo en el escenario. Los ocho finalistas del Benidorm Fest tienen apenas unas horas por delante para ensayar, pensar e incluso mejorar sus actuaciones de cara a la gran final de esta noche, en la que se decidirá quién es el ganador de la presente edición de este certamen y, consecuentemente, quién será el artista que representará a España en Eurovisión 2025. Y en la Región de Murcia, por supuesto, tenemos una favorita: Maryan Frutos, AKA ‘Kuve’.
La murciana fue una de las grandes sorpresas de la primera semifinal, que tuvo lugar el pasado martes y que ella misma abrió con su canción Loca Xti. Lo de la artista de la capital del Segura fue un ejercicio de precisión milimétrica, con una realización impecable –suerte que no todas corrieron y que es un factor clave– y una puesta en escena que parece sacada de un videoclip de primer nivel, en la que ella brilla como una diosa, como una Venus contemporánea.
Loca XTi es un tema pop fresco y pegadizo, con un mensaje positivo de amor universal que, si bien sencillo, llegó a todos los telespectadores (que al final son los que votan). Sin embargo, al tema le falta un giro inesperado o una evolución, lo que podría jugar en su contra en una final donde diferenciarse va a ser clave. Aunque también lo serán los nervios, y si algo se ha subrayado de la murciana es que ha demostrado ser una alumna aventajada que no comete errores. Pero que nadie interprete eso como rectitud o conservadurismo: Kuve se mueve como pez en el agua sobre el escenario y este viernes, en la rueda de prensa que ofrecieron los candidatos previa a la final, pidió al público que «prepare sus zapatillas para bailar porque lo vamos a dar todo, en el Palau y en casa».
El análisis de ‘Loca Xti’
- Virtudes: Kuve domina el escenario con seguridad y transmite confianza en cada plano. Su voz es impecable y la puesta en escena está ejecutada con gran precisión. Loca Xti es pegadiza y su mensaje puede conectar con el público.
- Defectos: La canción es lineal y no tiene un momento que la impulse a otro nivel. Falta riesgo y un cambio de ritmo que evite que se quede en un look demasiado seguro. Si bien su propuesta es sólida, se echa de menos un instante que haga saltar al público del asiento.
- Factor eurovisivo: Loca Xti está bien presentada, pero sin una sorpresa que enganche en el escenario de Eurovisión, podría quedarse en una apuesta correcta, pero sin impacto.
Y si el pasado martes le tocó ser la primera en actuar –una ‘suerte’ con multitud de ventajas, pero también con importantes riesgos–, esta vez le tocará ser segunda. La noche arrancará a partir de las 22.00 horas (La 1) de la mano de Daniela Blasco, que fue protagonista del acto ante la prensa al confirmar que cambiará una parte importante de su actuación con respecto a la de su semifinal (la misma que la de Kuve, la del martes, aunque la mallorquina actuó en último lugar). Ayer reconoció que se puso algo nerviosa, pero aseguró que, de cara a la gran cita, estaba «concentrada en pulir cositas para mejorar y que salga impecable».
Pero Blasco fue algo más allá al ser preguntada específicamente por si modificará la parte pregrabada de coros de su canción, Uh nana: «Idee mi show para que fuera un espectáculo completo –en el que tiene que cantar y bailar sin parar–, pero hay algunas partes que no puedo cantar porque no soy un robot». No obstante, reconoció que «los coros estaban un poco altos»: «Ya estamos ajustando esto y sin duda le meteré más canto más adelante». ¿Cuándo? Quizá si finalmente es la ganadora del Benidorm Fest.
Los finalistas, ayer, durante la rueda de prensa. / RTVE
A diferencia de Blasco, Kuve aseguró disfrutar mucho de su actuación del martes, «y ahora también lo haré», añadió contundente la murciana, que no parece que vaya a cambiar nada –porque no hay necesidad– de cara a una final en la que le seguirán Raggio di Sole, de Mawot; Hartita de llorar, de LaChispa; I’am a Queen, de Mel Ömana, y, quizá, las tres favoritas: VIP, de J Kbello; Te escribo en el cielo, de Lucas Bun, y Esa diva, de Melody.
El primero deslumbró con un despliegue visual de alto nivel, con luces, estética de club nocturno y una coreografía medida al milímetro, pero su voz no estuvo a la altura de la versión de estudio. Bun fue todo lo contrario: apostó por el minimalismo absoluto, con una escenografía sobria inspirada en las ópera de Robert Wilson, pero hizo suyo el dicho aquel de ‘menos es más’ y encandiló al público con su balada –la canción más diferente de esta final– y su magnetismo. ¿La cuestión? Saber si es lo suficiente para Eurovisión. Y por último está Melody, un torbellino sobre el escenario cuya actuación recordó a las de la Super Bowl; además, es carismática y tiene voz de sobra, pero su propuesta se vio empañada por detalles técnicos.
De hecho, la sevillana es otra de las que tendrá que cambiar alguna cosa con respecto a la semifinal, aunque no dependerá totalmente de ella. De hecho, la mejora pasa por la producción del Benidorm Fest, es decir, de RTVE, que deberá acabar con los problemas de sonido que rodearon su intervención en la segunda semifinal y que ella se tomó ayer con mucho humor: «Salimos en el puesto ocho, espero que para ese momento esté todo calentito ya y bien conectadito. Todo enchufado y conectados a la corriente». Por lo demás, no habrá demasiados cambios en su propuesta, aunque este jueves ya anunciaba que para la final prepara una «bomba». ¿Habrá cambio de vestuario? Habrá que esperar para verlo.