El vuelo 5342 de American Eagle, procedente de Wichita (Kansas), estaba realizando la aproximación a la pista 33 del aeropuerto Ronald Reagan cuando chocó con el helicóptero militar. La Administración Federal de Aviación (FAA, por sus siglas en inglés) confirmó posteriormente que los implicados en el trágico incidente eran un avión regional Bombardier CRJ-700 y un helicóptero Sikorsky H-60 Black Hawk. El primero de ellos se partió en dos, mientras que el segundo quedó bajo el agua del río Potomac, según la cadena Fox.

El resultado de la colisión lo sitúa como el peor accidente aéreo en Estados Unidos desde 2009. En febrero de dicho año, un avión de Continental Airlines se estrelló contra una casa cerca de Búfalo (Nueva York), dejando 50 muertos. Consultado por EL ESPAÑOL – Omicrono, el piloto privado y experto en aviación Pedro Carvalho, más conocido en redes como @patoaviador, señala las similitudes del incidente «con la colisión de Cerritos de 1986», en la que fallecieron 58 personas tras el choque entre un avión comercial y una avioneta que entró al espacio aéreo del aeropuerto de Los Ángeles sin permiso. «De momento no hay suficiente información, pero es evidente que se trata de un error humano, aunque todavía no podemos siquiera aventurar de quién ha podido ser el fallo».


Vídeo | Un avión con 64 personas a bordo choca contra un helicóptero militar en Washington D.C.

Por el momento, la información que se tiene sobre lo sucedido no explica el accidente de Washington, aunque posteriormente se filtraron los audios de la sala de control antes y después del choque entre ambas aeronaves. Donald Trump, presidente de Estados Unidos, llegó incluso a criticar en su red social, Truth Social, a la torre de control por no evitarlo y ha culpado a las políticas de diversidad demócrata del accidente.

«La noche estaba CLARA, las luces del avión estaban encendidas, ¿por qué el helicóptero no subió, bajó o giró? ¿Por qué la torre de control no le dijo qué hacer en lugar de preguntar si vio el avión? Esta es una mala situación que parece que debería haberse evitado. ¡No está bien!», publicó Trump.

Posibles causas del accidente

La información que existe sobre este accidente es escasa, y todo parecía ir con normalidad hasta que ocurrió la fatal colisión. «Que un helicóptero cruce las trayectorias de aproximación de aviones comerciales es una operación que se realiza diariamente en muchos aeropuertos, en todas partes del mundo, incluida España», señala a EL ESPAÑOL – Omicrono Daniel Zanit, portavoz del Sindicato de Controladores Aéreos (USCA) y controlador en el centro de tránsito aéreo de Madrid (Torrejón).

Por ejemplo, si se produce un accidente de tráfico cerca del aeropuerto de Madrid-Barajas, «un helicóptero de evacuación sanitaria acude rápidamente para atender a los heridos y puede cruzar por encima del aeropuerto o de la trayectoria de aproximación, por donde sea más corto el camino hasta el accidente», explica Zanit. «En esos casos, en la torre de control o en aproximación, el controlador es el encargado de separar estos aviones».


Mapa del accidente aéreo de Washington.

Sandra Vilches

Pero no es así en todos los casos. En los vuelos militares, y algunos con reglas de vuelo visual (VFR, por sus siglas en inglés) especiales, como son los nocturnos, «son los propios pilotos los que separan sus aeronaves del resto», afirma Zanit. «Si un helicóptero de la Guardia Civil va en reglas de vuelo visual en una misión, el controlador le da información de cuál es el tráfico que le afecta y es el helicóptero el que se separa de aviones y otras aeronaves. Si ese fuera el caso, la responsabilidad sería del piloto del avión». 

El principal aliado en estos casos suele ser el sistema de alerta de tráfico y evasión de colisión (TCAS, por sus siglas en inglés), con el que los aviones se pueden comunicar entre sí para advertir a los pilotos de colisiones inminentes. Es una tecnología que empezó a implementarse en los años 80 y ha servido para evitar muchos accidentes en pleno vuelo en las últimas décadas.

TCAS

Estos sistemas están presentes en todas las aeronaves comerciales y en la mayoría de las militares, aunque «no en aviones militares como el Eurofighter, porque funcionan de otra manera y hacen misiones en las que se acercan mucho a otros aviones, por lo que no tendría sentido», explica a EL ESPAÑOL – Omicrono un experimentado piloto militar que prefiere mantener el anonimato.

Gracias a esta tecnología, independiente del control del tráfico aéreo, dos aviones con el transpondedor encendido —algo obligatorio para los aviones comerciales, pero no para las aeronaves militares— pueden comunicarse entre ellos de forma totalmente automática para conocer la posición de cada uno.


Funcionamiento del sistema TCAS

Aún así, para prevenir este tipo de accidentes, la mayor fuente de seguridad de las operaciones la dan «los propios controladores y pilotos». Según Zanit, los sistemas como el TCAS, que avisa a los pilotos en caso de peligro de colisión «en las inmediaciones de los aeropuertos y por debajo de determinada altitud ya no funcionan bien y las órdenes que dan no son buenas. Sí te dicen dónde está el avión que te pueda afectar, pero no te dan indicaciones de cómo evitarlo».

El otro punto negro de este sistema, y es una de las hipótesis que se barajan sobre el accidente que ha tenido lugar en Washington DC, es que, para que funcione, ambas aeronaves deben llevar el transpondedor encendido. Al no estar obligado, es posible que el piloto del helicóptero lo tuviera apagado.

Las comunicaciones de radio, compartidas por LiveATC.net, muestran que la torre de control avisó al Black Hawk (llamado PAT25 en el argot) de que se estaba acercando a la aeronave. «PAT25, ¿tienes un CRJ a la vista? PAT25, pasa detrás del CRJ«, solicitaron los controladores aéreos a las 20.47 horas de este miércoles. Segundos después, otro avión llamó al control de tráfico aéreo y dijo: «Torre, ¿viste eso?», en referencia al accidente. El helicóptero había confirmado que veía a la aeronave, pero tal vez el piloto se refería a la que estaba despegando.

Congestión del espacio aéreo

Tras un accidente se llevan a cabo investigaciones muy concienzudas, porque lo que ha convertido a los aviones en el medio de transporte más seguro ha sido la capacidad para aprender de errores pasados. «Se convocan grupos de expertos, en los que hay pilotos, controladores, ingenieros, mecánicos y todo tipo de personal cualificado y preparado específicamente para la investigación de accidentes».

Torre de control del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington DC


Torre de control del Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington DC

Wikimedia Commons

Omicrono

Son ellos los encargados de estudiar toda la información para determinar cuáles han sido las causas del accidente, «porque nunca es una sola causa», señala Zanit. «Hay muchas barreras de seguridad, se tienen que romper varias a la vez para que se produzca un accidente de este tipo».

Diversas fuentes en medios estadounidenses apuntan a que era cuestión de tiempo que ocurriera un accidente de estas características. El espacio aéreo de Washington DC es uno de los más congestionados del mundo, y el área de operaciones es relativamente pequeña para tantas aeronaves haciendo maniobras de aproximación, despegue y aterrizaje.

Sin embargo, Zanit duda de que esa circunstancia haya podido influir en el accidente. «La capacidad de los aeropuertos no se determina alegremente, se hace tras muchos estudios, y se va incrementando poco a poco cuando se hace una pista o una terminal nuevas. Es un trabajo que puede llevar años y que, una vez tomada la decisión, es algo progresivo, por tramos. Es un procedimiento tan largo, tan complejo y tan protocolizado que no creo que tenga que ver. Todos los grandes aeropuertos están saturados, al máximo de su capacidad y operando las 24 horas del día, porque si no el transporte aéreo no es rentable». 

Eso sí, de momento no apoya ninguna hipótesis, ya que no se dispone todavía de la información necesaria. «Igual luego resulta que la investigación me desmiente, y fueron demasiado optimistas ampliando la capacidad, pero dudo mucho que eso haya tenido algo de peso en lo que ha ocurrido. Hasta que no se recuperen las cajas negras del avión y se vean las comunicaciones, no sabremos las verdaderas causas o posibles fallos».

Así funciona el tráfico aéreo

La torre de control juega un papel crucial en los aeropuertos. Ninguna aeronave puede volar sin estar en comunicación con este espacio, que se encarga de organizar que despeguen, vuelen y aterricen sin incidentes. «La torre tiene una visual de 360 grados para ver el aeropuerto y sus alrededores. Dentro, los controladores cuentan con pantallas de radar: el radar primario emite una señal y, cuando ésta encuentra un avión, le llega y rebota para saber en qué posición está. También puede funcionar con el modo 3, que emite una señal repetidamente para decir quién es, la posición, dirección, altura y velocidad a la que se encuentra«, explica el piloto militar.

Los datos aparecen en las pantallas de los controladores y ellos, vía radio, «dan instrucciones a los aviones para situarlos donde ellos más o menos quieren». El piloto señala que en la torre hay varios tipos de controladores. Por un lado está el «controlador de rodaje, que gestiona absolutamente todos los movimientos por tierra de las aeronaves y de los vehículos que se encuentran en la pista».

Luego está la propia torre de control, «que es la que autoriza a despegar y aterrizar a los aviones» y, por último, el «control de aproximación, que son quienes aprueban e inician las aproximaciones instrumentales -un procedimiento para que sepan que la ruta es segura- desde los puntos de espera».

También hay otros controladores que gestionan el espacio aéreo, la zona en la que circulan todos los aviones. Tanto la torre como los aviones se comunican mediante radios y «cada controlador aéreo, de rodaje, torre y aproximación, tiene una frecuencia. Cuando se está en contacto, lo primero que hace el piloto es decir el avión y luego lo que está haciendo y le han dicho que debe hacer. Y cuando le dan una instrucción, tiene que repetirla para que los controladores sepan que la ha recibido y que la va a cumplir».

Interior de una torre de control de un aeropuerto.


Interior de una torre de control de un aeropuerto.

ENAIRE/EP

Omicrono

A la hora de volar existen diferentes tipos de corredores o ‘carreteras aéreas’, que «dependen de la altura a la que vayas». El piloto militar explica que «se pueden dividir por alturas. Imagina que hay una ‘carretera’ con diferentes pisos, como algunos puentes que existen en los que puedes ir por el mismo lado, pero a diferentes alturas. También te pueden decir que vayas a un determinado punto o a un rumbo específico. Luego están las aproximaciones a los aeropuertos, que son ‘carreteras’ más bajas, que están más cerca del suelo para aterrizar, y son las que usan los aviones comerciales, que vuelan de manera instrumental porque es lo más seguro».

En ese sentido, el piloto militar especula con que «podría ser que el helicóptero no estuviera siguiendo su ruta y que estuviera realizando alguna operación y se saliera de donde debería estar, metiéndose en la aproximación del avión». También indica que «podría ser que los dos estuvieran circulando por su sitio y haya sido un fallo de coordinación. Hasta que no se produzca la investigación es muy difícil saber el motivo, porque pueden ser mil cosas. Son sólo especulaciones».

Fuente