La campanada de la primera semifinal del Benidorm Fest la dio Lucas Bun, el artista más difícil de describir de los ocho participantes: clásico y vanguardista, voz de filigrana y arrebato, con raíces que miran al bolero y al flamenco, cautivado a su vez por el minimalismo electrónico. Este cantante y compositor barcelonés de voz dotada e intrigante presencia escénica se ganó contra pronóstico el salto a la final del sábado, en la que rivalizará con los otros siete finalistas (la mallorquina Daniela Blasco, la gaditana Lachispa, la murciana Kuve y los cuatro que salgan de la otra semifinal, este jueves) por una plaza en el Festival de Eurovisión, el 17 de mayo en Basilea.

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