Casi siete de cada 10 personas jóvenes que han abandonado el hogar de origen para formar uno propio viven de alquiler. El 87%, en una vivienda compartida. Es la única forma de emanciparse para muchos y muchas, sobre todo para ese 34,5% de personas que ingresan menos de mil euros al mes. El salario medio está en unos 1.048 euros.
El informe Un problema como una casa, elaborado y presentado este jueves por el Consejo de la Juventud de España (CJE), muestra hasta qué punto es difícil para los jóvenes salir del nido. Solo una minoría logra emanciparse (únicamente el 14,8% lo consiguió en el primer semestre de 2014, la cifra más baja desde 2006), y quienes alcanzan este hito no necesariamente mejoran la calidad de vida ni estabilidad. Tampoco es sinónimo de condiciones materiales suficientes para vivir dignamente.
De hecho, apuntan los autores, es más al contrario: quienes logran independizarse lo hacen en un contexto de precariedad material que afecta a su bienestar. Y eso que casi la mitad dedican más del 40% de sus ingresos para pagar la vivienda en la que residen.
Desprotección en el alquiler
Las viviendas a las que acceden «suelen ser más pequeñas, con peores condiciones de mantenimiento y menos seguras que las que podrían optar otras franjas de población». A menudo, se encuentran en mal estado en términos de reparaciones y de instalaciones, al no cumplir con estándares básicos de habitabilidad.
En este sentido, los autores recalcan la grave desprotección de la juventud en el mercado de alquiler: según los datos, muchos enfrentan problemas con los caseros, como falta de mantenimiento, reparaciones pendientes y subidas de alquiler injustificadas. Además, los gastos añadidos, como las comisiones inmobiliarias (prohibidas desde la última reforma de la Ley de Arrendamientos Urbanos) o el pago de fianzas abusivas presentan una barrera económica que dificulta, aún más, el acceso a la vivienda
También indican que, con este panorama, la gran mayoría de las personas que alquilan lo hacen porque no les queda otro remedio. Aunque otras tres de cada diez personas jóvenes emancipadas sí viven en una vivienda comprada o cedida gratuitamente. Dentro de este grupo, un 10,7% de jóvenes tienen casa en propiedad ya pagada por completo; cerca de un 15% están pagando hipoteca (sube al 21,6% para aquellas personas de entre 27 y 30 años); y alrededor de un 5,5% residen en una vivienda cedida gratuitamente.
Emancipación tardía
Por todas estas razones, España es a día d ehoy uno de los países europeos donde las personas jóvenes se independizan más tarde del hogar de origen, con una edad promedio de 30,4 años en 2023, en comparación con el promedio europeo (26,3 años). Está muy lejos de países como Dinamarca y Suecia (ambos con 21,8 años), donde las personas jóvenes dejan el hogar de sus progenitores mucho antes.
El último dato disponible por el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España muestra que hay unas 62.500 personas jóvenes menos que hace un año viviendo fuera de su hogar de origen. ¿Por qué? A pesar del descenso del paro juvenil y de la subida del salario medio, durante el primer semestre de 2024 subieron los precios de las viviendas, tanto en alquiler (+13,6% en comparación con el año anterior, con récord histórico) como en régimen de compraventa (+5,7% en comparación con el año anterior).
El trabajo muestra además que se emancipan más las mujeres, sobre todo en pareja. El porcentaje también es mayor entre quienes tienen estudios superiores y entre las personas jóvenes nacidas en otros países.