El año comienza con la vida en España un 3% más cara que en el mismo momento de 2024. Es lo que indica la última actualización (preliminar) del índice de precios de consumo (IPC) publicada este jueves por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El dato será confirmado en unas semanas, pero ya permite aventurar algunas conclusiones: la más importante, que la inflación sigue cogiendo velocidad tras varios meses de respiro.
Es, de hecho, el cuarto mes consecutivo que la inflación sube. El año pasado, el pico se alcanzó en mayo, con un incremento del coste de la vida anual del 3,6%. Luego, la tasa fue perdiendo intensidad -aunque seguía creciendo- hasta llegar a situarse en el 1,5% en septiembre. Desde entonces, sin embargo, el porcentaje no ha parado de crecer. Al 1,8% en ocubtre, al 2,4% en noviembre, al 2,8% en diciembre y, finalmente, al 3% en diciembre.
Esto implica, además, rebasar en un punto la tasa de inflación que la Unión Europea entiende como sana y tolerable dada la situación macroeconómica actual.
Hasta que el INE no publique el dato definitivo, no se sabrá qué es lo que más ha influido (y cuanto) en que la inflación gane dos décimas de un mes a otro. Con todo, este organismo estadístico sí que anticipa que se debe al aumento de los carburantes, en línea con la subida del petróleo, y de la electricidad. Hay que tener en cuenta que este enero ha caído la rebaja del IVA de la electricidad (que ha pasado del 10% al 21%) y de ciertos alimentos básicos en la cesta de la compra.
La buena noticia es que la inflación subyacente, aquella que mide la inflación sin tener en cuenta los lementos más volátiles (precisamente la energía o la alimentación) sigue bajando y se sitúa en el 2,4% este enero.