Mientras que de aquella Superliga que pretendía alumbrar de forma exclusivista Florentino Pérez no queda ni el nombre, la renovada Liga de Campeones dejó este miércoles para el recuerdo una jornada “carruselera” con 18 partidos simultáneos. Fútbol de todos y para todos, con diversidad y meritocracia, sin elitismos y antojos clasistas. Una jornada inédita con emociones por toda Europa salvo en los duelos Sturm Graz-Leipzig y Young Boys-Estrella Roja. Es decir, 32 equipos en vilo tras haber disputado siete jornadas. También todo un desafío mediático para amplificar un torneo de estreno con mucho pedigrí. Un campeonato radiografiado al milímetro por el sector “florentiniano”, que no por minoritario se alejará un dedo del mesiánico propósito del dirigente madridista.
Y lo mejor está por llegar, las eliminatorias, cargadas con casi toda la realeza del fútbol europeo. Como prueba, de los 15 campeones de Europa que comenzaron la liguilla solo el Estrella Roja se ha quedado en la cuneta. Y de los 23 que alguna vez levantaron la ‘Orejona’ en 69 ediciones solo han faltado por deméritos United, Ajax, Chelsea, Nottingham, Oporto, Hamburgo, Marsella y Steaua. Para mayor lustre, un formato regado de millones (de los 56.220.000 euros que ya se ha embolsado el líder -Liverpool- a los 18.895.000 del colista -Young Boys-) y de goles (3,6 de media).
Un torneo de lo más democrático, sin invitados a la carta como pretendía originariamente el presidente del Real Madrid, pantocrátor de su ensoñada Superliga. De hecho, por ejemplo, el Lille, vencedor ante el Madrid y el Atlético, el Mónaco, que azotó al Barça, el sorprendente Brest o el Feyenoord que hace un par de jornadas machacó al Bayern no hubieran estado en ese selecto club de fumadores que promocionó Florentino Pérez en el Chiringuito.
El actual modelo de la Copa de Europa seguramente precisará algunos ajustes, pero parece haber contentado a casi todos. La voz más discordante, la de Carlo Ancelotti. Y no deja de ser curioso el motivo: una sobrecarga de partidos, justo lo que pretendía -y pretende- la Superliga hoy llamada Unify League. Tras conocerse su última versión, cada equipo jugaría un mínimo de 14 encuentros. Menos consuelo para Ancelotti.
En términos deportivos, la primera fase ha tenido más sobresaltos de los previstos. Tres de los últimos cuatro campeones se han descolgado de los ocho primeros. El Real Madrid ha tenido que remar sin descanso, lo mismo que el Bayern. Y qué decir del Manchester City, con el gancho al cuello hasta el último suspiro. Poco mejor les ha ido al Juventus, al Milan y al PSG. La sorpresa, el fútbol francés, con todos sus representantes clasificados (Lille, PSG, Mónaco y Brest). La Premier ha impuesto su predominio con Liverpool, Arsenal y Aston Villa en el “top-8”. De la Bundesliga se han descolgado el Stuttgart y el Leipzig, como el Bolonia de la Serie A y el Girona de la Liga española.
Tan competitiva ha resultado esta primera fase que entre los que se saltarán la ronda de dieciseisavos solo figuran dos campeones de sus últimas ligas: Inter y Leverkusen. Y solo el Liverpool va líder en la campaña actual, lo que acentúa el desgaste de un campeonato sin tregua, al que, salvo Rodri, no han faltado las grandes estrellas del fútbol mundial: Mbappé, Vinicius, Bellingham, Haaland, Lamine, Lewandowski, Raphinha, Griezmann, Julián Álvarez, Salah, Luis Díaz, Kane, Musiala, Wirtz…
De momento, tras perder la batalla del relato y verse obligado a sucesivas reformas, Florentino Pérez -con Joan Laporta a rebufo- va perdiendo por goleada. Caben todos los matices y más de un reparo a la UEFA, pero la actual Copa de Europa ya es una superliga.