También reclaman actuaciones destinadas a paliar el efecto sobre la salud del aumento de las temperaturas y aboga por medidas y financiación «para favorecer el aislamiento térmico de las viviendas y el despliegue de equipos sociosanitarios que atiendan a la población más vulnerable así como la creación de una red de refugios climáticos» en las ciudades. También proponen mejorar el sistema de alerta temprana y, ante el aumento del nivel del mar, «revisar las concesiones en el litoral cada 10 años».
Los expertos reunidos en la UV también creen necesario aumentar la educación sobre el riesgo de la población que vive a orillas del Mediterráneo. En este sentido, Joan Romero ha insistido en que las dana en nuestro territorio son una amenaza tan peligrosa «como los terremotos en Japón o los huracanes en EE UU « , y la ciudadanía debe saber cómo actuar ante un evento extremo. Por ello, Martín Vide insiste «en la autoprotección» de la ciudadanía y se pregunta «¿Cuántos simulacros de inundación se habían hecho en l’Horta Sud?»
La catedrática Ana Camarasa, que ha coordinado el grupo de especialistas en el ciclo hidrológico, ha destacado en su intervención que el cambio climático «está intensificando el ciclo hidrológico» y aumentando el riesgo de inundación . «El aumento de las sequías repentinas, siendo el verano especialmente susceptible, magnifica las olas de calor y alarga la época estival, lo que incrementa la evapotranspiración», ha detallado. Esto se traduce, apunta, en «un incremento de la torrencialidad de los episodios de lluvia debido a la concentración energética por el aumento del vapor de agua en la atmósfera, con lo cual la tendencia es que aumenta el riesgo».
Según esta experta, «estamos superando los umbrales de intensidad de las precipitaciones, especialmente en la cuenca alta y media de la rambla del Poyo». «En el episodio de la dana no solo se batieron récords de intensidad de precipitación, sino que durante más de cinco horas llovió más de 84 l/m 2 «, añade. Por tanto, según Camarasa el cambio climático al aumentar las escorrentías «está acelerando el ciclo hidrológico al ser más rápidos los procesos de conversión de lluvia-caudal».
En el caso de la rambla del Poyo, detalla Camarasa, la dana del 29 de octubre generó «una avenida súbita (flash flood) en la que el caudal pasó en 15 minutos de no llevar agua a alcanzar el máximo caudal, con un muro de lodo marrón que arrastra casas y edificios».
«La ciudadanía es agente y víctima»
El grupo de expertos dirigidos por la catedrática de la UV, entre las medidas concretas que proponen destacan la «necesidad de incrementar la pedagogía social sobre la intensificación del ciclo hidrológico, porque la ciudadanía es a su vez agente y víctima, con el fin de aumentar el nivel de conciencia de responsabilidad ciudadana para aceptar medidas que puede ser poco populares». En este sentido, Camarasa cita una encuesta de Massanassa de 2017 en la que la mayoría de la población «en todas las edades respondía que sí se había desplazado por una carretera o camino inundado» durante un episodio de precipitaciones intensas.
Camarasa también propone «sustituir la referencia de métodos estadísticos como el periodo de retorno de 500 años porque lo que transmite no es la verdad». «Hay que tener en cuenta los referentes de máximos, de que sí ha pasado puede volver a ocurrir. El riesgo cero no existe y la superación de umbrales de intensidad de las precipitaciones necesita nuevas referencias», afirma.
Otra recomendación clave para la catedrática es «incrementar el conocimiento sobre cómo actúan los sistemas mediterráneos, aumentando las redes de adquisición de datos online en las ramblas» , en referencia a las estaciones de aforo y los pluviómetros. «Si el dato queremos que sirva para la prevención tiene que ser en tiempo real» , insiste. «La rambla del Poyo tenía solo un medidor de caudales que controlaba únicamente 185 km² de la cabecera, cuando la superficie total de la cuenca ronda los 460 km²», crítica la geógrafa.
Alertas meteorológicas integradas
Camarasa subraya que para mejorar la prevención hay que «integrar las alertas meteorológicas con las hidrológicas y ajustarlas a la escala espacio-temporal de cada fenómeno, teniendo en cuenta la reacción en cadena que se da en el ciclo hidrológico» . Por último sostiene que es necesario «intentar recuperar el equilibrio de las cuencas de ríos y ramblas imitando la naturaleza, aplicar siempre que sea posible soluciones basadas en la naturaleza» .
Así, en la reconstrucción de la rambla de Poyo recomienda que al reponer las infraestructuras de transporte transversales al barranco se tenga en cuenta que no deben obstaculizar el flujo del agua y, añade, que en el barranco de la Saleta «se debe ampliar el territorio de movilidad fluvial para disipar los flujos de crecida».