La Audiencia de Alicante sentó este jueves en el banquillo a tres acusados de pertenecer a una presunta banda que usaba a sus hijos menores de edad para transportar alijos de droga. Los procesados son un matrimonio y un amigo de estos a quienes la Policía atribuye la captación de grandes cantidades de drogas de diseño para realizar los envíos de estas sustancias al sur de Francia.
Las escuchas telefónicas revelaron que en ocasiones se usó a un niño de nueve años para haber el transporte de las pastillas de un lado a otro de la ciudad y burlar así los controles policiales. Asimismo, durante el registro en la vivienda de la pareja, estos trataron de deshacerse de una mochila con droga oculta en la manta que envolvía a un bebé y que se estaba llevando una familiar de los detenidos.
La Fiscalía les reclama nueve años y medio de prisión a cada uno por un delito contra la salud pública. El Ministerio público sostiene que dos de los encausados, un matrimonio residente en Alicante, almacenaban, adquirían y distribuían las sustancias, y controlaban el dinero obtenido. El tercero de los procesados colaboraba en la adquisición y la distribución. Según la fiscalía, el matrimonio empleaba a su hijo, de 9 años, para transportar las sustancias que vendían a los clientes y evitar ser descubiertos.
Los tres acusados se han acogido a su derecho a declarar solo a las preguntas de sus defensas y han negado cualquier relación con el tráfico de drogas. En esta línea han rechazado que se usaran a los menores para el traslado de las drogas. La principal prueba son las escuchas telefónicas en las que se aludía a que mandaban a un niño de nueve años para realizar alguna de las entregas. Los procesados declararon al final del juicio, una vez que ya había testificado todos los agentes que habían participado en la investigación.
El presunto cabecilla había dicho en su día en el juzgado que se dedicaba a la venta de teléfonos móviles y que la droga encontrada en la vivienda se la había entregado un cliente porque no tenía dinero para pagarle una partida de terminales que le había encargado. La mujer acusada explicó que, en el momento del registro, llevado a cabo por la Policía el 14 de diciembre de 2021, se encontraban en la vivienda sus tres hijos pequeños, uno de ellos un bebé que estaba llorando. Por ese motivo, pidieron poder llamar a una hermana para que se los llevara y se hiciera cargo de ellos. Los agentes que llevaron a cabo el registro señalaron que al ver que se llevaban al niño envuelto en mantas «inspeccionamos los bultos por su estaban tratando de deshacerse de pruebas», encontrándose hasta tres kilos de pastillas de MDMA dentro de una mochila. La acusada dijo que al preparar al bebé para que se lo llevara su hermana, cogió varias bolsas que había en la casa ignorando que contuvieran droga.
Conexión con Almería
La operación contra estos acusados forma parte de una investigación mayor que comenzó en Almería contra una red que estaría dedicada al traslado de inmigrantes en patera desde la costa argelina a la península. En aquella intervención se arrestaron a una veintena de implicados por la red dedicada al tráfico de seres humanos. Las escuchas telefónicas desvelaron a los investigadores otras actividades delictivas relacionadas con el tráfico de drogas, mediante la venta de sustancias de diseño y fármacos; así como delitos contra el patrimonio. Los hechos relativos al narcotráfico se han enjuiciado por separado de la inmigración ilegal, al concluir la Policía que se trataba de dos organizaciones diferentes.
Las defensas han planteado al inicio del juicio la nulidad de todas las actuaciones por presuntas irregularidades en la instrucción de la causa. El abogado José Soler planteó que se habían incumplido los plazos que marca la Ley de Enjuiciamiento Criminal para concluir las investigaciones; y planteó la falta de control judicial de las escuchas telefónicas y que se autorizaron desde Almería por hechos que nada tenían que ver con el tráfico de drogas. Por su parte, la Fiscalía defendió la validez de la investigación.
Las pesquisas policiales comenzaron en abril de 2021 tras descubrir los vínculos entre una red dedicada al traslado de inmigrantes con el tráfico de drogas. Las escuchas telefónicas revelaron cómo estarían operando desde la Zona Norte de Alicante, con una estructura organizada para el acopio y la venta de la droga. Uno de los acusados era el presunto cerebro de la red; su mujer, que se encargaría de custodiar la droga en la vivienda; y como mano derecha, el tercer acusado que se encargaría de la captación de clientes.
Los agentes estuvieron durante varios meses realizando vigilancias frente al domicilio de los acusados concluyendo que no se dedicaban al tráfico al menudeo. «Parecía más como si estuvieran haciendo acopio para el envío de las drogas a Francia», explicó uno de los agentes responsables de la investigación.
Conversaciones en clave
Los investigadores señalaron que los acusados solían hablar en clave en las conversaciones telefónicas para tratar de eludir posibles escuchas, a pesar de que solían hablar en árabe en sus comunicaciones. Palabras como cohete, caramelo, coche o bombón, por citar algunos ejemplos eran maneras de referirse a principios psicoactivos de las drogas con las que traficaban, según explicó en el juicio el inspector responsable de la instrucción policial.
En el registro policial, se intervinieron varias bolsas de pastillas de MDMA en el domicilio de distintos colores y también distintos fármacos, que suelen utilizarse como potenciadores de los efectos de otras drogas e incluso como alternativa a los opiáceos.
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