La tensión, la agresividad y la evidencia reveladora de la hemeroteca han inundado este miércoles la primera de las dos vistas en el Senado de confirmación de Robert Kennedy Jr. como secretario de Sanidad de Estados Unidos, una de las más controvertidas elecciones de Donald Trump para su gabinete.
Quienes más han puesto contra la pared a Kennedy en el Comité de Finanzas han sido los senadores del Partido Demócrata, la formación a la que el miembro de la dinastía perteneció antes de lanzarse como candidato independiente en primarias y luego aliarse con Trump, Y lo han hecho recordando su largo historial de ataques a las vacunas, la propagación de teorías de la conspiración y medias verdades o falsedades y las consecuencias reales de sus posiciones, como decenas de muertes por sarampión en Samoa después de que atacara las inmunizaciones. “Asusta a la gente”, ha llegado a decirle uno de sus antiguos compañeros de filas.
Poco importa que al abrir su participación en la sesión Kennedy haya declarado que no es antivacunas sino, en sus palabras, alguien empeñado en incrementar su seguridad. La hemeroteca ha servido para recordar las numerosas veces en que las ha atacado y propagado mentiras o infundado temores sobre su efectividad o sus efectos secundarios.
El nominado se ha visto en la picota también por el abandono de ideas que había mantenido durante largo tiempo, como la defensa del derecho al aborto, que en el pasado dijo que había que dejar en manos de las mujeres, no de los estados. Varios senadores demócratas, además, han señalado a sus conflictos de intereses, especialmente dado que gana dinero por demandas contra una farmacéutica por la vacuna contra el papiloma.
La mayoría de los republicanos, en cambio, han ofrecido interrogatorios más amables a Kennedy, que le han permitido hablar de temas mucho menos conflictivos y de consenso como los esfuerzos por mejorar la dieta de los estadounidenses.o luchar contra enfermedades crónicas.
Puntos débiles
Otros puntos flacos de la candidatura de Kennedy han quedado expuestos por sus propias respuestas, en las que ha exhibido desconocimiento de cómo funcionan Medicare y Medicaid, los sistemas públicos de salud para mayores y para personas de bajos ingresos, que cubren a 150 millones de estadounidenses.
Son potenciales escollos para que Kennedy, que este jueves debe someterse a otra vista ante el Comité de Sanidad, logre su confirmación en el voto del pleno del Senado. Solo puede permitirse perder el voto de tres republicanos (un caso en el que el vicepresidente JD Vance podría emitir el voto de desempate). De momento no está claro que tenga los números suficientes y hay senadores conservadores como Bill Cassidy, que es médico, que no han garantizado aún darle su respaldo.