El 30 de junio de 2020, el Valencia CF de Peter Lim aprovechaba el despido, horas antes, del entrenador para recordar mediante un polémico mensaje que en ese curso 19/20 el equipo había logrado el primer puesto en la fase de grupos de la Champions siete años después. «Entrenador: Albert Celades. Propietario: Meriton Holdings», rezaba el texto en los perfiles sociales del club. El máximo accionista sacaba pecho, pese a la que fue la primera temporada de una serie que prosigue todavía hoy con el Valencia en zona de descenso a Segunda división.
Desde entonces, los blanquinegros no han regresado a Europa. En aquella campaña del Covid se inició una política de desinversión, bajo la orden de Lim, que percutió en la ausencia continuada durante cinco temporadas en las competiciones UEFA, principal fuente de ingresos en el negocio del fútbol. Anil Murthy cumplió con las directrices del máximo accionista apretando el cinturón económico y, poco a poco, la decadencia se extendió por cada departamento y comenzó a reflejarse en los resultados de los equipos. El masculino y el femenino cruzaron sus caminos.
La presencia de los dos Valencias en los abismos de las clasificaciones de la Liga y la Liga F no es fruto de la casualidad, sino más bien una causalidad alimentada por la falta de inversión e interés. Uno y otro atraviesan los peores momentos de su historia, bastante más corta en el caso de las chicas. Desde que en 2009 pasó al abrigo de la Fundación VCF, el Femenino solo había estado tan lejos de la permanencia como ahora en la jornada 20 de la campaña 2011/12. Entonces, Cristian Toro acaba de coger las riendas de un equipo que estaba a nueve puntos del Lagunak. La misma distancia, hoy en día, con el Deportivo Abanca. El técnico argentino, el mismo que volvió al rescate hace dos meses, salvó al Valencia y lo condujo en los primeros años de Meriton a sus mayores éxitos, el subcampeonato de Copa y el tercer puesto liguero en 2017.
Mientras las jugadoras entrenadas por Toro son colistas, los futbolistas de Carlos Corberán caminan penúltimos en Primera división con apenas un punto más que el último, el Real Valladolid, y una desventaja con el primer lugar de permanencia de cinco puntos. Una situación límite que solo había alcanzado ese extremo en una ocasión: en la jornada 19 del curso 1982/83, cuando en una liga que premiaba la victoria con dos puntos el Valencia de Miljan Miljanic estaba decimoctavo con nueve puntos, último y con cinco unidades menos que el primer de los equipos fuera de la promoción de descenso, Osasuna. En la actual temporada 24/25, los blanquinegros han encadenado varias semanas a cuatro puntos de la salvación y tan solo en dos jornadas han estado fuera de la zona de descenso.
Las posiciones en la tabla del Valencia no responden a una situación puntual. La responsabilidad descansa en la gestión de Meriton. La apuesta de Lim nada tiene que ver con la hecha en los primeros años. En 2015, por ejemplo, a las órdenes de Nuno Espírito Santo, los chicos igualaron el récord de puntos para acceder a la Champions. Por entonces, la presidenta, Layhoon Chan, mostraba interés al Femenino y el aumento en la apuesta ayudó a tenerlo en el top 8, donde se mantuvo hasta 2019. Las promesas de atención, sin embargo, se han ido desvaneciendo sin la inversión necesaria en esta segunda etapa de la singapurense al frente de la entidad.
El Valencia ha perdido paulatinamente peso en la Liga F y en su ranking de presupuestos en los últimos años. Más allá de que Madrid y Barcelona se encuentran a años luz -lejos, también el Atlético-, ha habido ‘sorpasso’ por parte de más clubes como el Athletic, la Real Sociedad. Otros, dedicados en exclusiva al fútbol femenino, como Badalona y Tenerife, aumentan su apuesta y competitividad.
En la mayoría de entidades, la capacidad de ingresos de la sección masculina alimenta en gran medida a la femenina. Desde hace años, el grifo del Valencia CF ha estado congelado y, en consecuencia, los dos equipos han bajado el listón de sus fichajes. Como en el masculino, el mercado estival del femenino fue un fracaso y trata de remendarse este enero. El cambio de entrenador ha sido un paso en busca de soluciones al pobre rendimiento. Jesús Oliva, director deportivo, ha traído cinco caras nuevas por ahora – Simon, Martín, Hagg, Ali y la última, la delantera nigeriana Motunrayo- y ha dado salida a Materek, Almeida y San Nicolás.