Noticias de redadas migratorias oficiales, bulos y rumores inexactos están alterando la vida de miles de habitantes en las grandes ciudades de Estados Unidos desde que Donald Trump tomara posesión la semana pasada con el foco puesto en los inmigrantes indocumentados. La lista de redadas corroboradas crece cada jornada y la de bulos o informaciones inexactas es inabarcable. El Gobierno ha anunciado más de 2.300 arrestos y otros cientos de detenciones en una serie de operaciones supuestamente centradas en encontrar y deportar a criminales que, sin embargo, están agitando mucho los ánimos en el país, donde algunas familias no se atreven a ir al trabajo o llevar a sus hijos al cole.
Las informaciones se suceden así desde la semana pasada. En Nueva Jersey, los agentes del ICE detuvieron el jueves a tres camareros de un restaurante que no mostraron una documentación válida; es cierto. En Queens (Nueva York), los oficiales habrían entrado en una iglesia realizando detenciones arbitrarias; un rumor falso. En Denver (Colorado), arrestaron a más de 50 sospechosos durante una fiesta nocturna acusados de pertenecer a una organización criminal; un caso verdadero y confirmado. En Chicago (Illinois), oficiales de inmigración y aduanas habrían acudido a una escuela en horario lectivo del viernes; incorrecto, pues eran agentes locales por otro caso totalmente diferente.
«En un momento en que la ansiedad es increíblemente mayor y se está difundiendo información errónea, es desconcertante por qué alguien daría a los neoyorquinos cualquier cosa menos los hechos», imperaba un comunicado del Ayuntamiento de Nueva York este fin de semana ante la agitación desatada.
La desinformación es rampante en grupos de WahstApp y redes sociales, donde los bulos se combinan con informaciones detallas y verídicas de las deportaciones masivas ordenadas por Trump y que, según el Washington Post, ha pedido intensificar para esta semana entrante.
Ansiedad y desconcierto
«Los niños deben ir a la escuela. Aquellos que necesitan atención médica deben ir a los hospitales. Aquellos que sean víctimas de un delito deben hablar con las autoridades. Lo hemos repetido una y otra vez. Vamos a defender a todos los neoyorquinos, documentados e indocumentados», aseguraba el polémico alcalde de Nueva York, Eric Adams, después de que las noticias de redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en ingles) comenzarán a propagarse tras la inauguración del nuevo presidente estadounidense.
Aunque es uno de los políticos demócratas más cercanos a Trump y fue invitado a su toma de posesión, Adams y otros alcaldes estadounidenses han iniciado una contracampaña para que los miles de migrantes indocumentados que viven en las metrópolis -se estiman más de 400.000 solo en Nueva York y otros 800.000 en Los Ángeles- no paralicen su vida cotidiana ante el miedo a ser deportados por los agentes de seguridad tras ser sorprendidos en sus lugares de trabajo, en misa o haciendo la compra.
Sin embargo, el Gobierno federal ha dado un giro a sus comunicaciones y desde la semana pasada informa diariamente de las operaciones que realiza cada día (956 arrestos y 554 detenciones el domingo 26, por ejemplo), e incluso promociona los perfiles de alguno de los capturados con nombre, apellidos, foto y una descripción de los presuntos delitos, como: «Arturo Alejandro Silvestre-Mendiola, un ciudadano mexicano con cargos pendientes por delito grave de drogas, se enfrenta a su deportación después de su arresto en Nueva York el 22 de enero» o «Adán Pablo Ramírez, un ciudadano mexicano con dos cargos por conducir bajo la influencia del alcohol, enfrenta la posibilidad de ser deportado luego de ser arrestado en Chicago. Tiene una orden de deportación vigente desde 2019″.
El foco en las «ciudades santuario»
Hasta ahora, las grandes metrópolis del país, eminentemente progresistas y con una diversidad racial mayor, eran conocidas como «ciudades santuario» para los migrantes indocumentados. En ellas, la policía local y otras fuerzas de seguridad tienen la orden de no cooperar con los agentes del ICE en deportaciones y otras redadas no criminales. Y la realidad era que los agentes federales se abstenían hasta ahora de acudir a lugares de trabajo y culto, aunque se conociera e intuyera la presencia de ciudadanos indocumentados.
En Nueva York, por ejemplo, es fácil identificar anuncios ofreciendo documentos falsos o trabajos para indocumentados en un par de calles de los barrios periféricos. También en Los Ángeles, a pocos kilómetros del centro financiero, uno puede conseguir un número de la seguridad social y un empleo el mismo día. Es vox populi entre las comunidades migrantes, pero también para infinidad de habitantes de estas ciudades donde gran parte de la economía local depende de los trabajos en hostelería, limpieza y transportes realizados por los «sin papeles».
«No puedes deportar a todos los que se han quedado aquí ilegalmente. Aunque, ya sabes, técnicamente, se podría. Pero no creo que eso vaya a suceder. No creo que vayan a empezar a deportar a nadie. Se van a centrar en los criminales, ¿quién estaría en contra de eso?», analizaba Robert Holden, concejal demócrata de Queens (Nueva York), en la cadena local ABC7.
Los medios estadounidenses abrieron sus portadas la semana pasada con una redada en una marisquería de Newark, ciudad de Nueva Jersey que forma parte del área metropolitana de Nueva York, donde los agentes se personaron sin orden judicial y detuvieron a tres empleados que no se identificaron.
«El problema es que ninguna de estas personas eran violadores, asesinos o criminales», indicó el alcalde de la localidad, Ras Baraka, el pasado viernes en una rueda de prensa convocada por el revuelo que despertaron esas detenciones.
«Operaciones dirigidas a criminales»
El ICE, por su parte, insiste en que sus «operaciones dirigidas» buscan exclusivamente a inmigrantes indocumentados con detenciones previas, reincidentes o presuntos comportamientos criminales.
El sábado, por ejemplo, una redada coordinada con Administración de Control de Drogas (DEA) en Denver culminó con más de 50 arrestados en una fiesta, todos ellos sospechosos de pertenecer al Tren de Aragua, una organización criminal originaria de Venezuela que esta involucrada en el tráfico de drogas y opera en el suroeste de EEUU.
El domingo, el ICE publicó un comunicado junto al FBI y otras agencias anunciando «operaciones dirigidas» en Chicago para «hacer cumplir la ley de inmigración de los Estados Unidos y preservar la seguridad pública y la seguridad nacional manteniendo a los extranjeros criminales potencialmente peligrosos fuera de nuestras comunidades».
Ese mismo día, las televisiones locales de Nueva York y Los Ángeles mostraron clips de video de cámaras de seguridad que grabaron a agentes federales ingresando en bloques de viviendas y revisando sus buzones, aunque se desconoce el alcance y los objetivos concretos de esas operaciones.
Asimismo, una directiva de Trump permite a las fuerzas del orden arrestar a personas en lugares como escuelas e iglesias, donde antes no se ejecutaban estas redadas: «Los delincuentes ya no podrán esconderse en las escuelas e iglesias de Estados Unidos para evitar el arresto», confirmó el Departamento de Seguridad Nacional en un comunicado.
«He vivido en Nueva York el tiempo suficiente para saber que tal vez no es allí donde se encuentran extranjeros criminales», contestaba en televisión la reverenda Chloe Breyer, del Centro Interreligioso de Nueva York, a las pocas horas del anuncio.
También hubo respuesta desde las escuelas públicas: «Hablé con una maestra de primer grado la semana pasada y me contó la historia de una niña de 6 años que todos los días desde principios de 2025 se ha acercado a ella y le ha pedido ir a enfermería para que la envíen a casa porque no está segura de si al final del día podrá reunirse con su madre», explicaba por su parte Katherine Kurjakovic, de la Federación Unida de Maestros.
«No son inusuales»
A pesar de la agitación, según la agencia de noticias de AP, muchas de las acciones que están tomando las agencias federales estos días no son «inusuales» y durante el año pasado, bajo el mandato de Joe Biden, se realizó una media de 311 arrestos diarios y también se fletaron vuelos para deportar a personas indocumentadas.
Sin embargo, la retórica de Trump y su enfrentamiento con el presidente Colombiano, Gustavo Petro, por su negativa inicial a aceptar el aterrizaje de un vuelto de deportación, han calentado más el debate mientras en la ciudad californiana de San Diego, fronteriza con Tijuana (México) y punto de cruce diario para estadounidenses y mexicanos, más de 1.500 tropas se han desplegado en campamentos a la espera de instrucciones, de acuerdo con imágenes captadas por la NBC.