«Aquello que se hace esperar siempre es bonito», publicaba Mikayil Faye en su Instagram Stories el pasado sábado por la tarde, un par de horas de que el balón echara a rodar en Roazhon Park. El Stade Rennais recibía la visita del Stade Brestois y el senegalés no figuraba en el once de un Jorge Sampaoli que dejó muy claras sus intenciones con él. Tercera suplencia consecutiva en un momento delicado para el Rennes… que volvió a sumar una derrota y no era capaz de levantar cabeza. Y, una semana más tarde, el bueno de Faye vería como su equipo era superado por el Mónaco de nuevo desde el banquillo (3-2).
Así, el Stade Rennais se metió de lleno en el descenso. Jorge Sampaoli está al límite y Mikayil Faye ha visto como su protagonismo en el conjunto bretón ha caído en picado. Tanto, que hace un par de días que Fabrizio Romano aseguraba que el Bayer Leverkusen podría acometer su incorporación en este mercado invernal. Sin embargo, Sky Sports negó que el cuadro dirigido por Xabi Alonso fuera a por él de inmediato, pues priorizaba un perfil más experimentado, como el de Mario Hermoso.
A Mika Faye se le auguraba un futuro brillante. Un chico con unas condiciones físicas brutales que se ganó a pulso convertirse en una de las sensaciones del Barça Atlètic. Sin embargo, su rendimiento fue yendo de más a menos con el paso del curso y la delicada situación económica del club azulgrana motivó su salida en verano. ¿Su destino? Un Stade Rennais que apuntaba a ser el punto de partida ideal para que ‘explotara’ del todo y pudiera consolidarse en la élite.
El traspaso se cerró en 10,3 millones de euros y el Barça se reservó un derecho de recompra por 25 ‘kilos’, además del 30% de una futura venta del jugador. Su estreno se hizo de rogar por culpa de unas molestias físicas. Su debut llegó, al fin, en la sexta jornada liguera, contra ni más ni menos que el París Saint-Germain y, a partir de ahí, se hizo un hueco en el once titular.
DESCONEXIONES PUNTUALES
Es bien sabido que Faye destaca, sobre todo, por su explosividad a campo abierto. Se anticipa a las mil maravillas, corrige bien y es fiable al corte. Sin embargo, a veces jugó con fuego y sufrió algunas desconexiones puntuales. En su momento, Rafa Márquez reconoció que, a veces, se sentía tan superior en el apartado físico que se confiaba en exceso y perdía la atención.
Tenía un rol protagonista, venía disputando prácticamente la totalidad de los minutos a las órdenes de Sampaoli, pero no acababa de cuajar en el equipo. No estaba cumpliendo con las expectativas, perdiendo con demasiada facilidad la espalda, cometiendo errores con balón y yendo al límite en prácticamente todas las ocasiones. Vio la roja en el descuento de la primera mitad del partido ante el Nantes por una entrada fortísima sobre Amian.
La tónica no cambiaba. Le estaban cogiendo la espalda continuamente – un apartado en el que era claro dominador -, salía perdedor en los duelos cuerpo a cuerpo y le costaba una barbaridad recuperar la posición. Ante el Niza, primer compromiso de 2025, se vio claramente superado por un Guessand que hizo lo que quiso con él.
SAMPAOLI NO CUENTA CON ÉL
Punto de inflexión para su progresión, esa derrota contra el Niza. Suplente en la visita del Olympique de Marsella y en la eliminatoria de Sexta Ronda de la Coupe de France ante un Troyes que logró la épica y el pase a la siguiente fase. Sampaoli decidió volver a dejarle en el banquillo en el choque ante el Brest, y ni jugó, de hecho. Apostó antes por dar entrada a Nagida para relevar a Østigård. Una semana después, ante el Mónaco, más de lo mismo: ‘banquillazo’ y sin minutos.
Comenta ahora Santi Aouna que el Fenerbahçe está manteniendo conversaciones con Faye para llevar a cabo su fichaje. El Rennes vive en una situación límite y el técnico argentino – cuyo futuro tambalea – no termina de confiar del todo en sus servicios.