«Tengo 25 años, mi familia sigue sin asumir que tenga vida sexual […] y lo de que no fuera heterosexual lo tomaron muy mal. Me decían: ‘Deja de decir tonterías, es que solo quieres llamar la atención‘». Esta afirmación, hecha por una mujer bisexual con discapacidad sensorial de entre los 18 y 34 años, viene a resumir la situación de muchas personas LGTBI+ con discapacidades diversas: la sociedad, incluso sus propios familiares, les niegan su deseo sexual. Por ende, no reciben educación sexual.

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