El aluvión de proyectos intensivos en consumo de electricidad que Aragón ha captado en los últimos años tiene un catalizador: la energía renovable y barata. Los centros de datos florecen en la comunidad al tiempo que la industria más pura también encuentra cobijo en tierras aragonesas, como es el caso de la gigafactoría de Stellantis y CATL o de la fábrica de hidrógeno verde de CIP y Enagás en Andorra. Buena parte de los últimos anuncios empresariales requieren de una conexión estable que garantice la seguridad del suministro. Y ahí radica el protagonismo que ha adquirido en los últimos meses el operador del sistema de transporte de la electricidad en España, Red Eléctrica (Redeia), encargado de ejecutar las inversiones necesarias que requiere la infraestructura de alta tensión para acompasarlo al desembarco de estos proyectos.

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