Durante la adolescencia vivimos momentos de incertidumbre, miedos y preocupaciones recurrentes que nos hacen estar en alerta constante. La aceptación de los cambios físicos y psicológicos, las responsabilidades personales y académicas, las nuevas relaciones sociales, así como los cambios de pensamiento nos adentran en un círculo de estrés, que, en ocasiones, nos aleja de la claridad y el equilibrio emocional. ¿Cómo podemos gestionar esta situación? 

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