Dana, Filomena, anticiclón, borrasca, tormenta eléctrica… son nombres que la meteorología da a los fenómenos meteorológicos que impactan en todo el mundo y que, en ocasiones, provocan graves daños materiales y personales.
Como la dana que el pasado mes de octubre irrumpió con fuerza y virulencia en algunas localidades de España, siendo la Comunidad Valenciana la más perjudicada, cobrándose un total de 224 fallecidos.
Nombres que está a la orden del día y que tras los fenómenos vividos en nuestro país no pasan desapercibidos para nadie, motivando una mayor y especial atención a la predicción del tiempo
Quién, a día de hoy, no consulta el pronóstico del tiempo para saber si al´día siguiente va a llover, hará buen tiempo; cuál será la temperatura y, en los sitios de costa, cómo estará la mar.
Predicciones que conocemos a través de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) a través de sus canales de difusión y de los medios de comunicación. De hecho, este domingo, la Aemet ha lanzado, a través de su página web y de las redes sociales, un ‘Aviso especial’ por la borrasca Herminia que «dejará, hasta el martes, un importante temporal con viento, mal estado de la mar, lluvia y nieve»
Predicciones que conocemos gracias a la meteorología, que según la definición de la RAE es «la Ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos«.
Pero existen otros métodos, tradicionales, para estudiar la climatología, como son las ya famosas conocidas cabañuelas, cuyo método tradicional de predicción genera algunas dudas sobre su eficacia. Aunque en los últimos tiempos se han hecho muy populares, gracias a un joven, Jorge del Rey, que ‘supuestamente’ con este método habría sido capaz de predecir fenómenos como Filomena.
Como explica Rubén del Campo a COPE.es, portavoz de la Aemet, una predicción del tiempo “es un proceso científico laborioso que comienza con la toma de datos”.
Por lo que para hacer una predicción del tiempo fiable “se necesita conocer el estado actual de la atmósfera para saber cómo va a evolucionar en las próximas horas y días”.
Además, hay que tener en cuenta que «la atmósfera es un sistema caótico, cuyas pequeñas modificaciones en su estado, en un momento dado, puede suponer un gran cambio en unas horas o días posteriores»
Lo que supone que «no se pueda hacer nunca una predicción del tiempo 100% fiable, porque nunca vamos a ser capaces de recoger toda la información de cómo se encuentra la atmósfera en un momento dado, para que luego se puedan hacer los cálculos de forma precisa. Y esto limita la predicción meteorológica, esto hace que sea imposible predecir el tiempo de manera fiable más allá de cinco o siete días«.
La Aemet cuenta con un gran número de dispositivos tecnológicos repartidos por toda España junto a los del resto del mundo; además de las mil personas que trabajan en la Agencia Estatal de Meteorología, de los cuales un 90% son meteorólogos.
Quienes predicen el tiempo de las cabañuelas, recogen sus datos con boli y papel, tras la observación de la naturaleza durante un mes para recopilar los datos suficientes para conocer el tiempo de todo un año y por meses.
Alfonso Cuenca es una de las pocas personas que hoy día se dedican en España a predecir el método con este tradicional método y asegura que tiene un «85-90% de aciertos».
¿Qué método es hoy día más fiable para predecir el tiempo? ¿Cómo trabajan y cuáles son las diferencias entre las cabañuelas y la Aemet?
Naturaleza: la base sobre la que se sustentan las cabañuelas para predecir el tiempo
Como ha quedado claro, tanto las cabañuelas como la Aemet, se basan en una recopilación de datos para predecir el tiempo, aunque los sistemas que emplean cada uno son diferentes.
La Aemet cuenta con grandes dispositivos tecnológicos repartidos por toda España y el mundo para obtener esos datos sobre los que realizan las estimaciones del tiempo que vamos a tener.
Mientras que las cabañuelas se basan en el estudio de la naturaleza puro y duro, tras la observación de las nubes, la dirección del viento, la Luna, las estrellas…
Según la RAE, cabañuelas es el “cálculo popular basado en la observación de los cambios atmosféricos en los 12, 18 o 24 primeros días de enero o de agosto, para pronosticar el tiempo durante cada uno de los meses del mismo año o del siguiente”.
En España, como decimos, hay varias personas que se dedican a predecir el tiempo con este tradicional método. Una de ellas es Alfonso Cuenca, creador del blog ‘Las cabañuelas de Alfonso Cuenca‘, y a quien escuchamos los sábados en ‘Agropopular’, el programa decano de la información agraria de César Lumbreras, que se emite cada sábado de 8:30 a 10:00 horas.
Como él mismo se presenta en su página web, continúa con la tradición familiar, la de su abuelo “quien me inició en el tema de las cabañuelas, como sabio conocedor de la naturaleza”.
“Gracias a sus enseñanzas y mi posterior formación he conseguido comprender lo que la naturaleza nos ofrece, llegando a interpretar, mediante un meticuloso estudio en el mes de agosto, el pronóstico del tiempo de todo el año”.
Porque, como bien expone Alfonso, el estudio de las cabañuelas se hace en el mes de agosto «siendo las del día 1 hasta el 12 las cabañuelas de ida y las del 13 al 24, las de retorno».
De manera que una vez obtenidos los datos de las cabañuelas de ida y de retorno, lo que hace es «juntar o casar los datos con unas y otras para obtener las cabañuelas de todo el año».
- Qué días corresponden a cada mes
El estudio del mes de agosto para predecir el tiempo de todo un año corresponde a una lógica por la que se asigna un número a cada mes.
Teniendo en cuenta que el día 1 «es el día del juicio universal», cuenta Cuenca, a partir de ahí “el día 2 corresponde a enero, el 3 a febrero, el 4 a marzo…” y así sucesivamente, para hacer la cuenta atrás con las cabañuelas de retorno en las que «el 13 sería diciembre, el 12, noviembre…; hasta llegar otra vez a enero en el día 24″.
Una vez recopilados los datos que Alfonso anota en su bloc, después lo que hace es casar los de cada mes “el día 2 con 24, que es enero; el 3 con el 23 que es febrero”, para hacer la predicción.
- Viento, nubes, estrella y la Luna
Para recoger la información que detallan en sus datos y su posterior estudio de las cabañuelas, Cuenca se fija en el viento (tanto su dirección como velocidad); en las nubes; la Luna y las estrellas.
Por ejemplo, detalla «si el viento viene del norte, es que va a hacer frío; si el del este o del sur, va a hacer buen tiempo; y si es del este, lluvia».
Para observar estos detalles es mejor hacerlo desde un lugar alto, desde donde se tenga una buena y mayor visibilidad, para observar las copas de los árboles “que según hacia la dirección a la que se inclinen y cuánto se inclinen, sabemos de donde viene el viento y su velocidad”.
Pero los datos no solo se recopilan durante el día, también trabaja por la noche observando «las estrellas y la Luna, sus movimientos, la rotación de la Luna».
Estaciones meteorológicas, aviones, satélites y globos sondas: la tecnología de la Aemet para la predicción del tiempo
Si la naturaleza es la base en la que se sustentan las cabañuelas, es la tecnología la que proporciona toda la información a la Aemet para conocer el tiempo de los próximos días.
La Aemet cuneta con 900 estaciones meteorológicas en España repartidas entre ciudades, pueblos y aeropuertos, a las que hay que sumar los datos que se utilizan del resto de estaciones meteorológicas de “todo el mundo, de todo el planeta”, concreta Del Campo.
Aunque la Agencia Estatal de Meteorología no solo cuenta con estos dispositivos, sino que también obtienen información de los aviones que «tienen sensores de temperatura y de viento”; o a través de los globos sondas “que se lanzan en muchas ciudades españolas hasta unos 15 o 18 kilómetros de altura que nos dan información también de cómo se encuentra la atmósfera en cuanto a temperatura, humedad, viento, etcétera, etcétera”.
Sin olvidar tampoco, como recuerda Rubén, “los datos de satélite que son fundamentales porque abarcan todo el planeta. Los datos de satélite que nos ayudan también a conocer el estado de la atmósfera y de radares que sirven para detectar la precipitación”.
Con toda esta cantidad de dispositivos tecnológicos con los que cuenta la Aemet repartidos por el mundo, frente al método arcaico y tradicional de las cabañuelas; se hace difícil imaginar de qué manera se estudian y cómo se llega a pronosticar el tiempo con “millones y millones de datos”.
- Matemáticas y un superordenador
Al igual que las cabañuelas, la Aemet tiene que procesar y agrupar esos datos recogidos, aunque en este caso se realizan siguiendo un “modelo matemático de predicción del tiempo”.
Datos que se introducen en un “superordenador que tiene implementado las ecuaciones matemáticas que rigen los movimientos de la atmósfera que unidos a los datos de partida realizan los cálculos”.
Una vez obtenidos esos datos es cuando, como especifica Rubén, “se obtiene información de cómo estará la atmósfera en el futuro; ya sea dentro de unas horas o días”.
- El papel de los meteorólogos
Una vez que el superordenador ha realizado las ecuaciones matemáticas con esos millones de datos, es cuando entra el juego el papel de los profesionales: los meteorólogos.
Los resultados se muestran a “en forma de mapas”, explica Rubén. Mostrando, por ejemplo, “la cantidad de lluvia que va a caer dentro de 48 horas o cómo va a estar la presión atmosférica en un determinado lugar; si va a venir una dana o un anticiclón”.
“Datos que tienen que ser estudiados y analizados por personal muy experto, capaz de predecir que tiempo va a hacer a partir de toda esa información”, desarrolla el portavoz de la Aemet.
También se elaboran los avisos meteorológicos. Por eso, explica Del Capo que “cuando la Aemet emite un aviso naranja o un aviso rojo, es porque se han superado determinados umbrales y esta previsión de superación de determinados umbrales, por ejemplo, pues de lluvia o de temperatura, vienen dados en estos resultados obtenidos de esos grandes cálculos que se han hecho en el superordenador”.
La sabia gente del campo y de la mar
En lo que sí coinciden tanto Alfonso Cuenca como Rubén del Campo es en la sabiduría y certeza de la gente del campo y de la mar para pronosticar el tiempo.
Como recuerda Cuenca, «las cabañuelas vienen de los mayas que predecían el tiempo de esta manera (que hemos explicado anteriormente) para poder saber el tiempo que iba a hacer, para poder sembrar, recolectar...».
De la misma manera que señala Rubén, que esas personas que “realizan su tarea profesional, aproximadamente, más o menos, siempre en la misma zona, son capaces de detectar señales de cambio de tiempo”.
Un hecho que para el portavoz de la Aemet se relaciona más con el método científico (como en el que ellos se basan), ya que “realmente cuando va a haber un cambio de tiempo, la atmósfera puede mostrar ciertas señales”.
Como por ejemplo, “un pastor que vive cerca de una montaña puede observar que en un momento dado se pone una nube en la cumbre de esa montaña y esto puede estar relacionado con un cambio de tiempo, con una llegada de humedad y entonces esta persona observando esos cambios, pues sí que puede predecir de manera local para su entorno y para las próximas horas o como mucho el día siguiente qué tiempo puede hacer”.