‘RTVE Responde’ ha comenzado su edición de este mes abordando la controversia que marcó el inicio de año para la televisión pública. Durante la emisión de las Campanadas, Lalachus sacó una estampita religiosa acompañada de la vaquilla del Grand Prix, lo que suscitó quejas y denuncias por presuntamente atentar contra los sentimientos religiosos.
Una de las espectadoras, Montserrat Esteban, expresó su descontento señalando que “la diversidad religiosa se ha visto afectada por el uso incorrecto de una imagen religiosa fuera de contexto. El respeto y sus límites deben estar más allá de la creación y la libertad de expresión”. Para analizar el caso, la Defensora del Espectador, Rosa María Molló, conversó con la catedrática de periodismo especializada en semiótica y estudios culturales, Asunción Bernárdez, de la Universidad Complutense de Madrid. “Este gesto se ha interpretado como una profanación, y se ha criticado a RTVE por permitirlo”, introducía Molló.
Bernárdez reflexionó sobre cómo los medios de comunicación a menudo combinan símbolos que tienen diferentes significados en la sociedad. En este caso, se fusionaron la vaquilla del Grand Prix, un personaje que representa la vida familiar y el entretenimiento televisivo, con una imagen del Sagrado Corazón, que “no solo tiene un significado para los creyentes, sino también en nuestra cultura, simboliza el amor infinito y el afecto hacia el otro”. La catedrática destacó que, en su opinión, no hubo intención de faltar al respeto. “El malestar de algunas personas proviene de la mezcla entre lo religioso y lo profano, y de una interpretación errónea de esa mezcla”, valoraba. “El límite está en la intención: si se usa un símbolo para denigrar a la Iglesia, puede considerarse una ofensa. Sin embargo, analizando el contexto, no parece que se haya utilizado esa imagen con el fin de ofender, sino para conectar la cultura española con la televisión”, concluyó.
Por su parte, Rosa María Molló comentó que “este tipo de polémicas son muy desagradables, ya que la humorista no tenía esa intención. Quiero pensar que algo positivo puede surgir de situaciones como esta, cuando el creador no busca ofender. ¿Qué beneficio tiene la sociedad cuando se producen estos tropiezos?”, se preguntaba.
La respuesta de Bernárdez fue clara: “El diálogo”. Afirmó que, aunque todos tienen derecho a sentirse ofendidos, estas situaciones nos sirven para generar conversación. “Lo que tenemos que hacer es dialogar más, algo que no hacemos lo suficiente”. También comentó que en ocasiones las quejas se exageran, lo que impide un verdadero intercambio de ideas. “Al menos, la polémica ha servido para abrir un espacio de diálogo”, concluyó Molló antes de dar paso a otros temas.