Será otro pequeño paso en la carrera espacial, pero un gran salto para el arte gallego: el 2 de marzo está previsto que alunice el módulo lunar Blue Ghost M1, lanzado el pasado 15 de enero desde el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral (EE UU), impulsado por el cohete Falcon 9 de SpaceX, la empresa de Elon Musk. Dentro del Blue Ghost viaja una pequeña pirámide con, entre otras cosas, semillas de 100 especies vegetales, toda la Wikipedia codificada en ADN y varias obras de arte. Una de ellas es de la artista digital viguesa Xulia Veiga, creada con inteligencia artificial y seleccionada por concurso para el primer «museo en la Luna».
«Lo vi en Twitter (X) y me presenté sin demasiadas esperanzas. Y, bueno, me seleccionaron», cuenta a FARO aún incrédula, pero ilusionada, Xulia Veiga (Vigo, 1990), cuyo nombre artístico es Secret Chun. Fue seleccionada para formar parte de un elenco de 46 artistas –uno por cada cromosoma humano– para llevar una obra a la Luna. Es el llamado Moon Mars Museum, y uno de los artistas participantes es el primero y único hasta ahora que tiene obra en nuestro satélite: el pintor y escultor belga Paul Van Hoeydonck, autor de ‘El astronauta caído’, una estatuilla de aluminio de 8,5 centímetros de altura colocada el 1 de agosto de 1971 en la superficie lunar por el Apolo 15, en memoria de las víctimas de la carrera espacial. Van Hoeydonck cumplirá en octubre cien años.
Xulia Veiga, o Secret Chun, se está haciendo un nombre en el llamado criptoarte: obras de arte digital, también conocidas como NFT (siglas en inglés de ‘token no fungible’), que son como activos digitales encriptados. Al igual que las criptomonedas, utilizan el blockchain (cadenas de bloques) para verificar y autentificar las obras y su autoría.
El pasado año, Veiga participó en la feria NFTNYC, en Nueva York, y una de sus obras fue expuesta en una de las enormes pantallas de Times Square.
Aquella imagen de una especie de geisha japonesa proyectada en el corazón de la Gran Manzana –y que remite un tanto a otra incónica geisha de la película ‘Blade Runner’ (1982)–, da una pista de la principal inspiración de Xulia Veiga: el arte nipón, el manga y el anime. «Me encanta la cultura y la estética tradicional japonesa –comenta–. Con diez años ya dibujaba e intentaba copiar a Son Gokū y la serie «Sailor Moon» [risas], dibujaba todo el rato de esto y es algo que siempre me ha entusiasmado. En la adolescencia me pasaba el día dibujando manga. Las ilustraciones tradicionales de ukiyo-e japonesas me gustan mucho, y también la fotografía japonesa de principios del siglo XX o finales del siglo XIX: hacían fotografías o daguerrotipos y luego lo coloreaban con acuarela, algo que intento evocar con la inteligencia artificial», detalla.
La obra que permanecerá en la Luna para la eternidad, «Some Kind of Life», fue realizada con inteligencia artificial (IA). Según señala su ficha en Moonmars.com, esta obra de arte «representa una escena surrealista en la que una mujer desciende por una estructura similar a un árbol. El árbol está formado por esferas blancas que simbolizan células, interconectadas por líneas delicadas. La estructura ramificada refleja la naturaleza intrincada del ADN, mientras que la mujer encarna la esencia humana. Su expresión facial transmite el cansancio de vivir una vida que no está a la altura de nuestros deseos, una experiencia común entre los humanos».
Xulia Veiga, cuyo perfil en X es @SecretProyect, dice que su trabajo «busca entrelazar la emoción de los avances de la IA con el delicado encanto de la estética tradicional japonesa». Profesional del diseño gráfico y con estudios de Bellas Artes, la artista viguesa es especialista en fotomontaje, y en los últimos tiempos ha desarrollado una gran maestría en generar imágenes con IA. «Siempre me ha atraído mucho la tecnología y el software de última generación, es algo que me fascina, y la IA me permite hacer obras más surrealistas», confiesa. «Hay diferentes tipos de programas en los que tú puedes indicarle a la IA lo que quieres. Escribo [las instrucciones] y salen diferentes tipos de imágenes que luego meto en el Photoshop y les cambio los colores, la composición, las texturas… Luego lo meto con otro software diferente y le cambio la iluminación. Después lo vuelvo a meter en IA y le voy dando vueltas hasta que sale algo que me convence», explica.
Criptoarte
La clave para autentificar una obra de arte digital es el blockchain, una estructura de datos que asegura que la información contenida –en el caso del arte, la autoría y fecha de creación de la obra, por ejemplo– es irrefutable. Mediante el blockchain se otorga valor a las criptomonedas y al criptoarte. «En realidad es una convención, como la que da valor a un billete, que solo es un trozo de papel. Lo que realmente vendes en una obra de arte digital NFT es la autentificación», resume Veiga.
Lo que no ha cambiado en este arte nuevo es la necesidad de mecenas, «entrarle por el ojo a alguien que tenga dinero y que esté dispuesto a patrocinar tu obra», añade la artista, que ha conseguido ganar «todos los meses un dinero» con el criptoarte, algo que considera «un gran logro». «Hace falta talento para crear tu obra o para venderla», resume.
Xulia Veiga subraya que le enorgullece poner su obra en la Luna. «Me hace mucha ilusión pensar que estoy en el mismo grupo que Paul Van Hoeydonck, que hizo algo tan importante, porque mandar algo a la Luna hace 50 años no es lo mismo que hacerlo ahora», recuerda.
No habrá, de momento, un gallego en la Luna, pero sí arte gallego en ella. Y para la eternidad.