No ha sido cosa de un día, o mejor dicho en este caso de un año. Lo de Jannik Sinner apunta a que, si nada se tuerce en exceso, va muy en serio. No es una leyenda todavía el italiano, pero a sus 23 años va camino de serlo con una frialdad que asusta. En la final del Open de Australia ante Alexander Zverev demostró que su dominio sobre pista dura está empezando a ir más allá de lo normal. Porque no hubo partido, por mucho que enfrente estuviera el número dos del mundo. Como si no costara, sepultó al alemán en tres sets y selló su 21ª victoria consecutiva en Grand Slams en esta superficie. O lo que es lo mismo, los tres últimos major en cemento (Australia, US Open y ahora Australia) han caído en las manos del italiano, que ahora mismo no parece tener rival.

Fuente