Tradicionalmente, mayo era el mes en el que las cadenas de televisión sacaban la guillotina y empezaban a hacer limpieza de las series que no iban a ser renovadas para una nueva temporada. El nuevo mapa televisivo que nos ha dejado la revolución del streaming y la llegada de las nuevas plataformas ha supuesto una alteración en este calendario. Estamos en pleno enero y ya son, al menos, cuatro las series que han sido fulminadas de la parrilla. Al fin y al cabo, es el mes en el que en estas empresas se cierran los presupuestos y se mira con lupa todos los gastos. Entre estas cancelaciones tempranas hay tanto series que ya continuaban de otros años como otros títulos de reciente creación. Títulos que aspiraban a convertirse en uno de esos éxitos de los que se hablaba en todos los círculos serios, pero cuyo éxito ha sido flor de un día. No son malas series, pero en la guerra por las audiencias han sufrido el destino de los perdedores de El juego del calamar.
1) The Old Man (Disney Plus): La primera en caer fue The Old Man en la plataforma FX, una serie que venía con el respaldo de nombres de peso como Jeff Bridges y John Lithgow y un tono que mezclaba acción e intriga con un tono crepuscular. La guillotina ha caído sobre ella tras una segunda temporada que estaba pasando sin pena ni gloria. Bridges encarnaba a un veterano agente de la CIA, mucho más letal que John Wick cuando tira de gatillo, que se ve obligado a salir de su retiro cuando vuelven a su vida implicados en una vieja de misión de su pasado, que le tocaban en su faceta más personal. La serie arrancaba muy bien, pero se iba desinflando a medida que avanzaba. El hecho de que los primeros episodios estuvieran dirigidos por Jon Watts, el mismo responsable de Star Wars Skeleton Crew, también influyó en algo cuando luego llegaron realizadores más convencionales. Si el final de la primera temporada nos dejaba una historia un tanto desinflada, pues es fácil imaginar qué ha podido motivar el batacazo de la segunda. Para empezar, ¿alguien se había enterado de que existía? La continuación ha llegado casi dos años después de la anterior y claro la trama es un poco espesa para acordarte de lo que pasaba. Volver a ver la primera temporada podía hacerse un poco bola. La serie además ha cambiado de enfoque y, de las escenas de acción que había en la primera entrega, hemos pasado a intrigas políticas en el escenario internacional, con viajes a la Afganistán de los talibanes. Lamentablemente, The old man no ha conseguido convertirse en una nueva Homeland y el personaje de Dan Chase se ha visto obligado a una jubilación forzosa.
2) La franquicia (HBO Max). La franquicia lo tenía todo para ser una de las series del año, porque intentaba ser la sátira definitiva hacia uno de los géneros más odiados por ciertos sectores del público. El de los superhéroes. Con el sello de HBO Max, en el proyecto se embarcaron autores de reconocido prestigio entre quienes se encontraban San Mendes (el oscarizado director de American Beauty y artífice de la revitalización de la franquicia James Bond en Skyfall) y Armando Ianucci (showrunner de la sátira política Veep). Se trata de una comedia ambientada en el set de rodaje de una de esas películas de superhéroes que forman parte de un universo compartido mucho más amplio al que nos han acostumbrado tanto Marvel como DC. Un proyecto multimillonario en el que se aplica la Ley de Murphy en un día en el que los protagonistas deben lidiar con las exigencias de los productores, los egos de los directores que intentan dar su toque personal cuando puedan, los caprichos de los patrocinadores y las iras de los haters dispuestos a llamar al boicot si el producto se sale de las expectativas que ellos se había forjado. Arrancaba muy bien y daba lo que prometía, pero el problema es que cuando ya llevaba unos cuantos episodios daba la sensación de que nos estaban contando el mismo chiste una y otra vez. Y claro, cuando una broma se alarga acaba perdiendo la gracia. Algo muy parecido a lo que le pasó a otra serie de Ianucci, Avenue 5. Mendes dirige algunos episodios, pero solo los primeros. Si se hubiera vendido como una miniserie, es posible que su cancelación no diera esa sensación de batacazo.
3) Teacup (SkyShowtime) Ni la producción de James Wan (creador de sagas de terror como Insidous, Saw o Expediente Warren), ni las fervientes recomendaciones de Stephen King han salvado a Teacup de la quema. La primera y única temporada se encuentra en SkyShowtime con ocho episodios en los que se recupera una fórmula usada por otro cotizado director de este género M. Night Shyamalan en su serie para Apple TV, Servant: capítulos de media hora de duración para una trama de terror, que precisamente ayudan a deglutirlos en un maratón. Los protagonistas son vecinos de una zona rural de Estados Unidos, en la que podría transcurrir alguna de las novelas de King, y que se ven enfrentados a una misteriosa amenaza. El argumento recuerda un poco al de From, aunque aquí da la sensación de que enseñan sus cartas demasiado rápido. Al menos sus creadores pudieron cerrar la historia que contaban, dejando las suficientes semillas para poder continuar la trama con nuevas historias protagonizada por los mismos personajes. No pudo ser.
4) Fraiser (SkyShowtime): Cuando hace un par de años Paramount anunció el regreso de Fraiser muchos no sabían si alegrarse o ponerse a temblar. El título fue uno de los grandes pilares de las telecomedias de los años 90, compartiendo pódium con títulos como Friends o Seinfeld. Debería habernos servido como aviso que otros regresos de series de aquella época no han tenido el éxito que se esperaba. Ahí están los ejemplos de Dharma & Greg o de Murphy Brown a las que ni siquiera el factor nostálgico salvó de la guillotina. El problema de Fraiser es que ni siquiera podía contar con la totalidad del reparto de la serie original. Ni actores, ni guionistas. Y que a nadie se escapa que han pasado unos cuantos años desde que la anterior. Hay quien dice que era una serie a la que como el buen vino tenían que haberla dejado madurar, aunque lamentablemente eso es algo impensable en un panorama en el que el éxito se mide por las audiencias del fin de semana del estreno. Kelsey Kramer no se rinde y busca plataforma donde el proyecto pueda continuar. Pero no olvidemos que eran precisamente las nuevas plataformas las que venían a salvar de las cancelaciones injustas a los títulos de la televisión en abierto de toda la vida.