No por conocido hay que ignorarlo. El empate de la UD Las Palmas frente al Osasuna en el minuto 98 vuelve a avalar la teoría del recordado Helenio Herrera. H.H. El Mago decía que se jugaba mejor con diez que con once. Es un consuelo. Aunque no sea futbolísticamente demostrable, el comportamiento del equipo de Diego Martínez, cuando quedó en inferioridad numérica, permitió desarbolar al visitante hasta que llegó el gol del delantero belga. Alguien deberá explicar a la sufrida y resignada afición los motivos por los que Januzaj, que solo lleva dos goles en su vida amarilla, sigue en el banquillo hasta casi al final de los partidos. Cada pelota que toca origina un peligro y, como inteligente futbolista, se entiende con Sandro y Fabio Silva con una mirada.
Los minutos con el marcador en contra mostraron, como en las últimas derrotas, la debilidad del conjunto . Moleiro creaba peligro, pero el once hacía agua mientras Cillessen se lucía. Un equipo solvente tiene que superar los agobios continuos y evitar desenchufarse sobre el verde, cuando menos se espera.
Tiempo atrás confesamos que el VAR es un arma de doble filo. No gustaba a Germán Dévora, pero ya es un clásico. El problema, una vez más, es el uso torpe. Los tres árbitros de la sala complicaron a un colegiado de por sí liado, como Gil Manzano. Sobran jueces. Siete son una multitud que no hace más que alterar jugadas.
Zabalza
En fin, para terminar hay que volver a los Zabalza, de Gran Canaria y de Pamplona. El hijo del presidente del Osasuna, Pablo Zabalza, esposo y padre de grancanarios, con el corazón partío apostaba por el empate antes de empezar. Al contemplar los abrazos de la plantilla local y escuchar a los visitantes marchar dolidos, se habrá dado cuenta de que el empate supo a una victoria de Las Palmas. Las derrotas de este inicio de año pesaban demasiado y alguno ya acariciaba el botón del pánico.
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