No me lo pensé, hay que actuar antes de que llegue a ser grave

Miércoles, 22 de enero, pasadas las nueve de la noche. Jaime Sempere, policía nacional desde hace más de veinte años, disfruta de su día libre tomando un refresco en la terraza de un bar en el Vivero con su pareja. Está fuera de servicio y no se imagina que al día siguiente protagonizará titulares de prensa por auxiliar a una mujer y retener al hombre que la amenazaba.

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