Las teorías del caos establecen cómo un asunto aparentemente intrascendente termina por trastocar el orden: el aleteo de una mariposa en un lugar del mundo causa, a miles de kilómetros, un huracán. Al PSOE e IU les ha pasado algo parecido: la negociación, aparentemente intrascendente, de posiciones políticas relativas a la fiscalidad termina por ser un camión cargado de nitroglicerina que solo necesitaba que alguien se acercase con un cigarrillo en la boca. El señor del pitillo entre los labios se llama Xabel Vegas, que simplemente ha contado la realidad de los hechos, quizás sin calcular que estaba fumando al lado de un cargamento explosivo. El Gobierno no ha ahorrado esfuerzos para apagar el fuego y explicar que lo de explorar subidas de impuestos «a la riqueza» era solo un ejercicio teórico. Pero ya saben: los experimentos, con gaseosa, no con gasolina.
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