Pocas situaciones son comparables a la que viven las familias de una persona desaparecida. La agonía por la que tienen que pasar es especialmente dolorosa, sobre todo si esta se alarga por más de 3 décadas. Y eso es exactamente lo que le ha ocurrido a Luis, un hombre que explicó su dura historia esta semana en ‘El món a RAC1’.

Luis Brusca llega a Catalunya en el año 1985. 5 años después, su hermano José hace lo propio. Sin embargo, tan solo un año más tarde, este último desaparece sin dejar rastro. En concreto, el 27 de septiembre del 1991, José Daniel, de 18 años, no vuelve a casa. Cuando su hermano Luis consigue la documentación para probar que José vivía legalmente en Catalunya, denuncia el caso a la Policía Nacional. Era el 11 de octubre de ese mismo año.


Coche de la Policía Nacional.

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Sin embargo, el caso cae en saco roto. Años y años sin saber nada, tan solo llamadas en las que era él quien debía dar explicaciones. «Hasta ese momento, no sabía donde estaba mi hermano. La Policía Nacional nunca nos dijo nada. Después de 5 años, me llamaron solo para preguntarme si sabía algo«, asegura Luis en el programa.

Viendo que las noticias sobre su hermano no llegaban, Luis y su madre empiezan a moverse. «Decidimos ir al programa ‘Quién sabe dónde’, nos hicieron una pequeña cuña con anuncios cortos. Habíamos dado los datos de dónde había desaparecido mi hermano, que fue en Sants. Pero tampoco dio resultado«, relata.

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Pero Luis recibe información sobre el que podía ser el paradero de su hermano 2 años después. «Alguien en el 1993 nos dice que lo habían visto en París haciendo malabares. Viajé a Paris y visité todas las zonas donde hacían espectáculos, día y noche, pero no lo encontré», confiesa el hermano del desaparecido. Y en 2018, totalmente desesperado, Luis vuelve a poner una denuncia. Esta vez, en Mossos d’Esquadra.

Casi 33 años después, Luis recibe la peor de las noticias. «El 14 de agosto del 2024 me llaman desde los Mossos d’Esquadra y me explican que mi hermano estaba muerto desde el 27 de septiembre del 1991. Reconocen que en el año 1991 no había comunicación entre los cuerpos de Policía Nacional y Guardia Civil. Si yo no hubiera llevado las huellas de su documento en el 2018, que nunca me las habían pedido, no se resuelve«, explica Luis.

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Imagen de archivo de furgones de los Mossos d’Esquadra

Quique Garcia / EFE

José había muerto el mismo día de su desaparición, el 27 de septiembre del 1991, en el Aeropuerto de El Prat. «Según lo que me explican, el cómo murió no está muy claro. Creen que fue un traumatismo craneoencefálico por un golpe en la torre de control del Aeropuerto de Barcelona. Sin embargo, en ese momento no identifican que esa persona que había muerto por un golpe en El Prat era mi hermano», relata el hermano del desaparecido.

Lo que dice el expediente de la Guardia Civil

En ‘El món a RAC1’ se lee el expediente de la Guardia Civil. «En lo que se refiere a la investigación de la Guardia Civil, es muy corto. ‘En el suelo tendido boca arriba se encuentra un individuo aparentemente muerto sin documentación por presunta factura del cráneo sin signos de violencia’«, indicaba el expediente. Pero ese escrito deja más dudas que certezas.

«En una de las páginas, explican que para entrar en la torre de control, el individuo tuvo que llamar al portero automático y alguien le tuvo que abrir la puerta. Ellos dicen que, hablando con el equipo de mantenimiento, aseguran que nadie abrió la puerta. En la parte superior de la torre de control, tampoco. Una de las posibilidades es que quizás el hermano aprovechó que la puerta estaba abierta y entró«, se explica en el programa.

«Según las diligencias, el cadáver lo llevaron al cementerio de El Prat de Llobregat, en un nicho que pude localizar el 14 de diciembre. Cuando me comunican que ha muerto, me dan un número de expediente, llamé al juzgado y el 15 de agosto, festivo, estaba cerrado. Llamo el 16 y me atiende una secretaria y se sorprende de que llame ahora si desapareció en el 1991«, denuncia Luis, que denuncia en su relato una «falta de empatía total», por parte de las administraciones.

Y, al parecer, este problema administrativo no es un caso aislado. «Me gustaría tener una explicación razonable. No es una circunstancia exclusiva de este juzgado. No se tiene la suficiente empatía como para entender que, en situaciones como estas, ese expediente se debía dar en el momento. No le pude mandar el informe hasta que Luis estaba a punto de coger un avión para volver a Argentina y así explicarle todo a su familia», explica en ‘El món a RAC1’ Benet Salellas, abogado de Luis.



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