Que el tema habitacional es el principal problema de España y de Balears es una realidad, y ante ello vemos una política en el Gobierno central centrada en medidas populistas como doblar los impuestos en la compra de viviendas a extranjeros no comunitarios y no residentes, que es un porcentaje insignificante y que generalmente adquieren casas de alto standing. Son iniciativas que no influyen en la construcción de pisos asequibles en precio de alquiler o venta. Otra de sus ideas es citar como principio de todos los males a una empresa, Airbnb, cuando muchos residentes pueden complementar, así, sus ingresos gracias al alquiler vacacional; y si realmente el Sr. Sánchez cree lo que dice, que lo prohíba por decreto ley, pero no es lícito citar a una empresa en estos términos, en una sociedad capitalista y democrática.
El principal problema de la falta de vivienda es el incremento de población. Por ejemplo, en Balears hemos aumentado en 34.000 personas el censo que demanda un piso en 2023, más la demanda natural de residentes que se emanciparon, mientras que se construyeron alrededor de 3.500 viviendas, cifra claramente insuficiente para el crecimiento de hogares.
El Estado que mejor está resolviendo este problema es Canadá, con objetivos y planes muy concretos. Analicemos rápidamente las alternativas llevadas a la práctica con éxito.
• El gobierno de Canadá lanzó la Estrategia Nacional de Vivienda (NHS, por sus siglas en inglés) de más de 82 mil millones de dólares y con una duración de 10 años.
• El gobierno está centrado en su compromiso de eliminar el problema crónico de las personas sin hogar en Canadá y sacar a 530.000 familias de la necesidad básica de vivienda. La NHS dará como resultado hasta 160.000 nuevas unidades de vivienda y 300.000 unidades de vivienda reparadas o renovadas.
• Han creado el Fondo Acelerador de Vivienda, una iniciativa que está ayudando a reducir la burocracia y agilizar la autorización de al menos 100.000 nuevas viviendas en los últimos tres años.
• Proporciona financiamiento a los gobiernos locales para incentivar iniciativas locales.
• Programa de Préstamos a bajo costes para la construcción de apartamentos a promotoras que se dedicarán a nuevos proyectos de viviendas de alquiler con técnicas de construcción innovadoras, como viviendas prefabricadas y modulares con condiciones:
Asegurarse de que los alquileres sean inferiores al 80% del alquiler medio del mercado y se mantengan durante un mínimo de 20 años.
Disminución del 25% en el consumo de energía y emisiones de gases de efecto invernadero para unidades reparadas y renovadas.
Asegurarse de que el 20% de las unidades dentro del proyecto cumplan o superen los estándares de accesibilidad.
• Iniciativa de Vivienda Rápida (RHI), que aborda las necesidades urgentes de vivienda de los canadienses vulnerables mediante la rápida creación de nuevas casas asequibles, en algún caso se ha alcanzado a realizarlo en seis meses.
• El banco central ha fomentado que las entidades financieras incrementen en cinco años la duración de los préstamos hipotecarios.
Descrito, a grandes rasgos, el ejemplo de Canadá y la importancia que se da a la rehabilitación, ya que un programa de compra de casas o edificios en mal estado y que se rehabiliten para ponerlos en alquiler social, es de mucha mayor rapidez que la construcción de nuevas, además de regenerar barrios o zonas deterioradas. Es interesante estudiar todas las iniciativas de este país.
Es evidente que ello exige un gran fondo a nivel de Estado y que, además, las autonomías tengan instrumentos para poder complementarlo, como ocurre en Murcia, Castilla La Mancha, Valencia o Catalunya con sus Institutos de Finanzas.
Con la gravedad del problema, las cifras que se publican es que solo en Balears faltan 30.000, y la cantidad de recursos necesarios, hay que centrarse primero en conseguir vivienda para alquiler social, rehabilitando y construyendo nueva, para luego en una segunda fase abordar el de la compra.