Esther le da las gracias vía WhatsApp al técnico del gas por mantenerle el suministro y, justo después le pregunta si está soltera: «Estoy en un momento en el que nos hemos dado un tiempo mi marido y yo» responde ella.

Él se muestra interesado en ella y le propone «jugar«, a lo que ella deja claro que sería complicado. Rápidamente suben el tono y, también, le pregunta por los hijos que tiene Esther.

Instantáneamente pone el foco en la pequeña de seis años y propone, lo que considera, un juego: «Es un juego contigo y con la niña. Yo te hago preguntas y tú me respondes que sí». Esther lo tiene claro: «Eso no me ha gustado».

Tras la negativa de ella, él comienza a amenazarla y sigue presionándola con su hija: «Si no voy y te corto el gas eh, ¡que no te enteras!»; y le pide fotos de su hija.

Esther se ve acorralada por un chantaje que le ofrece suministro de gas, a cambio de relaciones sexuales involucrando a sus hijas.


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