Podríamos decir que ha sido la pelea más larga de los últimos tiempos; la del boxeador Antonio Barrul contra la justicia. Empezó en mayo de 2024 y acaba de finalizar. El púgil leonés aguardaba la sentencia de una denuncia por agresión interpuesta contra él por unos hechos acontecidos el año pasado y conocidos como el ‘Caso del cine’, porque tuvieron lugar durante la proyección de una película en la sala Odeon de León.
El caso se hizo viral gracias a que uno de los testigos registró toda la secuencia grabando con su teléfono móvil: un hombre en evidente sentado de embriaguez amenazaba y zarandeaba a su compañera en la primera fila del cine, durante el pase de la película de animación Garfield. Un comportamiento que llamó la atención del resto de espectadores. La mujer empezó a quejarse de forma ostensible y a pedir ayuda, mientras algunos de los espectadores increpaban al agresor.
Uno de ellos era Antonio Barrul, una de las promesas del pugilismo español. Había acudido a la proyección acompañado de su mujer y de sus hijos y se encontraba ubicado en una de las filas traseras de la sala. Hubo un momento en el que la pelea de las primeras filas era tan notoria, que el boxeador reclamó a voces al hombre que depusiese su actitud y volviese a sentarse en silencio.
Faltó a la familia
Lejos de obedecer, el hombre de las primeras filas se encaró desde lejos con Antonio y le amenazó, provocando que el púgil corriese hacia él hasta ponerse a su altura. Allí, a la vista de todos los presentes, el boxeador y el agitador se encararon. Barrul le advirtió de que podía hacerle mucho daño, pero el otro hombre hizo caso omiso y siguió intentando amedrentar a este boxeador hasta el punto que empezó a insultar a su familia.
Fue en ese momento cuando Barrul, de etnia gitana, la emprendió a golpes contra el otro hombre, que no pudo llegar a cargar un solo puñetazo. La superioridad del deportista leonés, seis veces campeón de España amateur y mejor boxeador debutante en 2023, se hizo patente desde el primer momento. La refriega no duró más de unos segundos, en los que el boxeador conectó varios golpes certeros en el cuerpo del espectador ebrio.
A lo largo de esa semana, las intervenciones de Barrul se sucedieron en los medios de comunicación, explicando que se arrepentía de su reacción. El hombre golpeado, por su parte, decidió interponer una denuncia contra el boxeador por un delito de lesiones. El resultado ha tardado ocho meses en conocerse: victoria por incomparecencia.
No apareció
La vista oral se tenía que celebrar esta misma semana. El denunciante no apareció por los Juzgados de León y la Fiscalía no presentó acusación sobre Antonio Barrul, por lo que la vista no se celebró y la sentencia será «absolutoria», tal y como valoran los letrados de la defensa, Daniel Martínez y Mario Blanco, en Leonoticias.
Respecto a su licencia de boxeador, nunca corrió peligro, dado que las federaciones de las que forma parte Barrul siempre se posicionaron de su lado. El boxeador celebró la noticia en sus redes sociales, agradeciendo a sus seguidores que hubiesen ido a apoyarle a los juzgados y advirtiendo que «en cualquier situación machista, el silencio te hace cómplice. Sigamos avanzando como personas hacia el respeto», declaró en sus redes sociales.