Trump: nuevo orden, viejos conflictos

La relación de Europa con Estados Unidos se define por un doble complejo. Por un lado, el tradicional complejo de superioridad del Viejo Continente, que acumula siglos de historia y es el autor de las grandes ideas que han hecho avanzar al mundo occidental. Al final, somos el continente de la cultura griega, los códigos penales romanos, el legado judío, el enciclopedismo, la revuelta luterana… Pero también tenemos disparado el complejo de inferioridad, cuando la zona oscura de nuestro pensamiento nos ha obligado a llamar a la puerta de EEUU para salir de nuestras miserias. Si somos la Europa de la Ilustración, también somos la Europa del colonialismo, el estalinismo y el nazismo, las tres grandes lacras de la historia reciente. De hecho, desde el nazismo, Europa ha necesitado siempre la ayuda norteamericana para salir del agujero, y esta evidencia nos remueve las entrañas. Despreciar a EEUU y necesitar a EEUU, este es el dilema que marca el relato público europeo.

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