Para Paula Badosa, el Open de Australia está siendo algo más que una liberación, y no es para menos. «Hace un año estaba aquí con el problema en mi espalda, y no sabía si tendría que retirarme del deporte y ahora estoy en el mismo lugar jugando con las mejores del mundo. Gané hoy y estoy a un paso de la final», reconoció tras convertirse en la quinta española que llega hasta las semifinales de un grande Lilí Álvarez, Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez y Garbiñe Muguruza. Y quiere más, aunque este jueves llegue la estación más complicada: ante la número uno, su amiga Aryna Sabalenka.
Los titulares, casi al unisono, afirman que Badosa ha vuelto a su mejor nivel, a esa que mostró en 2021 y 2022, cuando llegó a ser la número dos del mundo. Pero ella cree que no, que eso no le hace justicia porque ahora mismo está mejor que nunca. «Me quedo con la Paula de hoy, con diferencia. La de Indian Wells (ganó allí su único Masters 1.000) era una jugadora muy buena, pero, al final, sale de la nada, nadie la conoce; buenos tiros, fuerte físicamente… Ahora la situación es diferente. Creo que la mezcla física, mental y tenística de ahora es mucho mejor que la de entonces. Soy mejor en todos los aspectos», se explicaba la catalana tras eliminar el pasado martes a Coco Gauff, tercera cabeza de serie del torneo.
Venía Badosa de un crecimiento importante en la recta final de 2023, tras dejar atrás el dolor en la espalda que le martirizó durante casi dos años. Aprovechó la gira americana para reivindicarse y demostrarse a sí misma que podía volver a competir, pero también se frustró al verse tan cerca. Pero ya había hecho click, y era cuestión de ser paciente. «Me llevé un palo grande en el US Open (cayó en cuartos de final) y me acuerdo sentarme y decir: bueno, tengo la suerte o la mala suerte de que el siguiente Grand Slam es dentro de cuatro meses, pero quiero volver a estar ahí y tener la oportunidad», explicaba estos días.
Resurgir en Estados Unidos
«Aprendí de eso y, desde ahí, cuando pasó todo eso, lo trabajé mucho con mi psicólogo (Daniel de la Serna) durante la pretemporada; estuvimos trabajándolo mucho en persona, en Dubái (su residencia), poniéndonos mucho en la situación, visualizando mucho», introducía, antes de exponer sus nuevas rutinas que, por el momento, tan bien le han funcionado. «Cada día visualizo lo que quiero, cada día medito, trabajo todo eso para estar en el presente«, se explayaba Badosa, que ocurra lo que que ocurra este jueves ante Sabalenka se marchará de Melbourne situada entre las diez mejores del circuito.
No es poca cosa, a la vista de como estaba hace menos de un año. Porque la catalana tocó fondo en mayo de 2023, cuando cayó por debajo del top-100 en el ranking, concretamente hasta el puesto 140. Y dolía; tanto en lo psicológico como en lo físico. «Fue una fractura por estrés en la vértebra L4/L5, que no se estaba recuperando bien (la sufrió en el WTA 1.000 de Roma de 2023 y casi estuvo medio año sin jugar). Luego las articulaciones facetarias estaban inflamadas todo el tiempo. Cada vez que hacía ejercicios, tenía que parar porque no respondía bien. Cuando pensé en parar fue cuando me estaba poniendo las inyecciones, porque me dijeron que tenía que ponerme un máximo de tres al año, y ya estaba tomando la segunda. Era el cuarto mes del año. Estaba jugando en el límite con eso también», recordó tras lograr su mejor resultado en un Grand Slam.
El punto más bajo fue, precisamente, en casa, en el Mutua Madrid Open. Ahí, decidió tomar medidas drásticas, y ver si merecía la pena seguir. «Hice algunos cambios en mi equipo. Recuperé a mi antiguo preparador físico (David Antona) y a mi nutricionista (el también psicólogo Daniel de la Serna) y todo lo que estaba conectado un poco con mi espalda. Realmente creía en ellos, porque habíamos trabajado ya en 2021, y me fue muy bien. Y, por supuesto, conocen mi cuerpo. Me dieron algunos consejos diferentes, que no estaba recibiendo en ese momento. Con eso y cuando tienes fe en algo, en un equipo, creo que las cosas empiezan a funcionar», explicó recientemente.
«Sueño con ganar un Grand Slam»
«Mi espalda empezó a responder muy bien con los ejercicios que me decían, con la comida que tenía que comer, con los suplementos que tenía que tomar. También por los nuevos médicos. Así que todo eso, el rompecabezas comenzó a verse mejor. Empecé a jugar más partidos. Al principio tenía miedo de cómo me iba a despertar al día siguiente. Pero estuvo bien, y ahora estoy bien».
Ahora, con otra mentalidad, se centra en disfrutar, y no sufrir. Ahí reside su equilibrio emocional, ese que también, de vez en cuando, trabaja con una sesión de desconexión de todo lo que le rodea. «Miro programas de televisión que me distraen un poco. Ha salido ‘La isla de las tentaciones’ y eso me desconecta mucho», confesaba entre risas esta semana. «A veces tengo que ver algo súper extremo para desconectar un poco del tenis, entonces eso me está ayudando mucho», aseguró, animando a los periodistas presentes en Australia a hacer lo mismo: »¡Venga, a ver ‘La isla’!».
Entre partido y partido, desconexión. Y luego las ideas claras y una receta fácil de decir, pero no tanto de ejecutar. Creer y confianza en sus posibilidades, que en eso ya tiene un bagaje. «Cuando tienes momentos muy difíciles, dejas de creer. Pero siempre tuve un porcentaje pequeño en mi cabeza, dentro de mí, que creía. Si hubiera dejado de hacerlo hubiese colgado la raqueta, y nunca lo acabo haciendo. El tenis es mi vida y estoy muy orgullosa del camino que estoy haciendo. Ahora valoro más las cosas», se congratula una Badosa que tiene claro su objetivo.
«Estoy muy contenta y valoro mucho lo conseguido hasta ahora. Aunque nunca me he escondido, mi sueño siempre ha sido ganar un Grand Slam. Y estaré satisfecha cuando lo consiga», declara sin esconderse. Y ahora, está más cerca que nunca en su vida.