¿Te imaginas vivir en una isla de solo 12 kilómetros de longitud situada a 2.400 kilómetros del continente, sin aeropuerto y a la que, para llegar, se necesita un viaje en barco de seis días de duración? Estas son las condiciones en la que vive una población de 240 personas en Tristán da Cunha, la isla poblada más remota de todo el planeta.
Con el rimbombante nombre de Edimburgo de los Siete Mares, su pequeña capital (un poblado con unas pocas decenas de casas y un minúsculo puerto) acoge la totalidad de la población insular, que está bajo la soberanía de Gran Bretaña. Su nombre procede del navegante portugués que en 1506 descubrió la isla. En 1875 pasó a formar parte del imperio británico y desde 1950 Inglaterra nombra a un administrador, que es la principal autoridad de la isla.
Ubicación de la isla, en el Atlántico Sur / Agencias
Tristán da Cunha está ubicada en el Océano Atlántico Sur, a 2.400 kilómetros de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y a 3.360 kilómetros de Río de Janeiro. Son sus dos costas continentales más cercanas. A 2.000 kilómetros al norte se encuentra la isla de Santa Elena.
Vivir sobre un volcán activo
El rasgo geográfico más característico de la isla es el volcán que la domina, conocido como Queen Mary’s Peak y que se eleva 2.062 metros por encima del nivel del mar. Uno de sus atractivos es que el cráter central está ocupado por un lago en forma de corazón que se congela por completo en invierno. En verano, sus aguas son frías y ofrecen un refrescante baño a los excursionistas que deciden alcanzar su cima.
El volcán también es conocido como “el 1961”, bautizado así en alusión al año de su última erupción, pues se trata de un cono activo. El hielo de su cráter sirve de fuente de agua potable durante todo el año.
Se trata de un paraíso natural, pues sus 240 habitantes (principalmente dedicados a la agricultura) apenas suponen un impacto relevante para su medio ambiente, que se mantiene prácticamente intacto. Focas, albatros y pingüinos de penacho amarillo son algunas de sus especies más emblemáticas.
Imagen de la población de Edimburgo de los Siete Mares / The Telegraph
Tristán da Cunya es en realidad un archipiélago formado por seis islas, aunque solo la principal está habitada. Cada una de ellas fue formada por la actividad geológica del pasado remoto, cuando se elevó la corteza oceánica. Están ubicadas a solo 400 kilómetros al este de la dorsal mesoatlántica, donde su unen las placas tectónicas de América con las de Eurasia y África.
Escuela, iglesia y supermercado
Según el diario La Nación, los habitantes de esta isla producen alimentos, pero también dependen de los cargueros internacionales. Cada seis semanas, reciben la llegada de un barco que los provee de víveres para el supermercado del pueblo, correspondencia, gas y otros suministros.
Contacto de la sección de Medio Ambiente: [email protected]
Edimburgo de los Siete Mares dispone de guardería, escuela primaria y secundaria, además de iglesia, un hospital atendido por dos médicos y varias enfermeras, así como supermercado. Aunque no hay delincuencia, cuentan con un agente de policía.
Cartel anunciador en la isla / Agencias
Aunque debe importar la mayoría de bienes de consumo, Tristán da Cunha también exporta al exterior su mercancía más preciada: la langosta que capturan en sus costas. La población practica cada año simulacros de evacuación ante la eventual erupción del volcán. En 1961 los residentes de la isla tuvieron que se evacuados en botes cuando se produjo el último episodio de actividad volcánica del Queen Mary’s Peak.
