Dos activistas y un periodista han sido expulsados de Dajla, ciudad en el Sáhara Occidental, tras viajar a la ciudad para denunciar los abusos a los derechos humanos. “Los saharauis viven en ghettos”, denunció Jose Carmona, periodista expulsado perteneciente a Público. Los tres viajaron con motivo de la apertura de una línea directa entre Madrid y Dajla, operado por Ryanair, de la mano de la Coordinadora estatal de Asociaciones Solidarias con el Sahara (CEAS-Sahara).
Carmona declaró que “España tiene una responsabilidad histórica” con el Sahara occidental, recalcando el estado inhumano en el que vive la población saharaui bajo el control de Marruecos. Uno de los saharauis con los que estuvieron en contacto los tres españoles sufrió una paliza la semana pasada; el hermano de otro había desaparecido hace dos años por “haberle robado un reloj al rey”, una razón incoherente que escusa el abuso y las desapariciones de la población saharaui. Carmona denuncia que esas personas se han dejado en la sombra de los conflictos actuales; explicó que los individuos con los que habían hablado tenían “abuelos con pasaporte de España”, pero ahora “viven en ghettos”, “no pueden acceder al trabajo” y son rechazados por la sociedad.
Los tres expulsados se reunieron con activistas saharauis el domingo por la tarde en una casa en Dajla. Estuvieron menos de 40 minutos hasta que la policía local “derivó la puerta”. Se llevaron los activistas en coche hasta el hotel en el que se alojaban para recoger sus pertenencias, pero al preguntar sobre dónde iban o qué estaba sucediendo, Sergio García Torres, uno de los activistas, contó que la policía marroquí les dijo que estaban bajo “órdenes del gobierno”. Similarmente, cuando la policía metió al grupo en el coche para transportarles, Carmona recuerda que el policía que cerró la puerta en su cara le dijo: “Marruecos sí”.
Actualmente, la casa de la que fueron expulsados sigue rodeada. García Torres explicó que los integrantes del grupo de saharauis que se reunieron con ellos no han sufrido agresiones, pero “no pueden entrar o salir de la casa”.
La afirmación de Pilar Alegría “es mentira”
Tras la expulsión de Dajla, la portavoz del gobierno, Pilar Alegría, aseguró en una comparecencia que el periodista José Carmona “fue atendido, incluso, por la propia embajada”. Carmona ha negado la veracidad de esta afirmación, zanjando que es “o un error o es falso”.
“Si dice que la embajada estuvo en contacto conmigo, es mentira”, relató Carmona; “quiero creer que se equivocó”, matizó el periodista al preguntarle sobre las afirmaciones de la portavoz. Sergio García Torres también reitera que la embajada no se puso en contacto con el grupo en ningún momento, criticando la falta de respuesta de la Embajada. Hasta el momento, el activista y el periodista no han sido contactados de forma oficial.
Hola, @Pilar_Alegria . Entiendo que lo que has dicho es un error, porque de lo contrario es mentira. Nadie de la Embajada se puso en contacto conmigo. Tampoco ahora, que ya estamos en España. Esta respuesta es muy desafortunada. https://t.co/aaFg9d2M3f
— Jose Carmona (@JoseCarmonaGilo) January 21, 2025
Una violación de derechos básicos
Tanto José Carmona como Sergio García Torres afirman que los tres fueron seguidos por la policía marroquí en todo momento. “Nos ficharon al bajar del avión”, explicó Carmona al describir su llegada al aeropuerto de Dajla. “Antonio y Sergio dijeron quiénes son”, refiriéndose a que formaban parte de CEAS-Sahara, pero Carmona tuvo que esconder su identidad como periodista, diciéndole a las autoridades marroquíes que trabajaba en una empresa.
El día anterior a su deportación, los tres hicieron turismo por la ciudad y se establecieron en un hotel local. García Torres describió que, desde el primer momento, tenían un equipo de seguridad siguiéndoles de cerca; “eran muy evidentes”. “Sabíamos que la policía venía detrás nuestra”, añadió.
“Daba un poco de miedo”, relató García Torres cuando contó su traslado al aeropuerto. Describió como fueron escoltados por la policía al aeropuerto hasta el avión, saltándose los controles de seguridad o las colas hasta que se subieron al avión: “las tarjetas de embarque [tenían] nuestros nombres, que ya lo conocían”. “Es una imagen muy impactante ver a toda la policía” en el aeropuerto, comentó el periodista de Público. 74 policías estaban presentes al ser expulsados del país.
La policía marroquí obligó a los españoles coger un vuelo hasta Agadir porque “desde allí serían libres”; llegaron a la ciudad a las 12 de la noche y no tenían ninguna garantía de un vuelo de vuelta a Madrid ni alojamiento para la noche. “Claramente estaba en contra del derecho a la libertad de movimiento y a la libertad de información”, criticó Carmona. Tras coger un vuelo a Tenerife el lunes por la mañana, los tres consiguieron regresar a Madrid a las 7 de la tarde ese día.
El papel de Ryanair en el Sáhara Occidental
Parte de la denuncia de los activistas y el periodista se dirige hacia la presencia de Ryanair en la zona. “Ryanair se ha puesto al servicio del gobierno”, denunció García Torres al ser preguntado sobre su posición frente a la presencia de la aerolínea en Dajla. Paralelamente, Carmona alertó que lo realmente preocupante es que es “un territorio ocupado y no pasa nada” si aviones comerciales vuelan a la zona. “El espacio aéreo es jurisprudencia de España”, criticó el periodista, remarcando que, pese a que Ryanair no tenga “escrúpulos”, la verdadera preocupación es la falta de atención por parte del gobierno español en un territorio que está ocupado por una fuerza agresora.
García Torres ha recalcado que las zonas que rodean la ciudad están bajo construcción; dado que el mar da lugar a deportes marítimos como el surf y al lado está el desierto, es un sitio óptimo para atraer a turistas. Por ello, se están construyendo resorts y Ryanair está ofreciendo vuelos muy baratos.
El activista contó que el vuelo le costó 15 euros, un precio que supondría un déficit y que tendría, por ello, que estar “supeditado” por el territorio. El grupo denuncia a la empresa de vuelos económicos por hacer una zona que está pendiente de un referéndum de autodeterminación y cuya población, dijo García Torres, “vive como en el Chile de Pinochet”, en un paisaje turístico.