Alberto Núñez Feijóo no tiene principios ni nunca los ha tenido. Es capaz de cualquier cosa con tal de conseguir el poder. Pero nadie, absolutamente nadie, esperaba hace un año, que estaría dispuesto a ponerle la alfombra roja a Puigdemont y que incluso está dispuesto a ir hasta Waterloo para sentarse con él. Feijóo ha engañado a la gente, a sus votantes y a toda España. Todo lo que dijo era mentira, porque su política sólo se basa en ello, en falsedades y engaños.
El aún líder del PP está dispuesto a cruzar una línea difícil de justificar. Su intención es presentar una moción de censura junto a Puigdemont, a cambio de darle todo lo que le pida. Después de seis manifestaciones, de cien intervenciones y de mil insultos de Feijóo a Puigdemont en el último año, ahora nos dice que no era por odio, sino por despecho.
Feijóo le ha trasladado a Puigdemont el mensaje: “Creo que soy bastante fiable”. ¿Fiable Feijóo? Pero si cambia de opinión como de camisa. Basta comprobar el giro de ciento ochenta grados que ha dado. Tal es el nivel de desesperación del expresidente gallego, por conseguir apoyos a toda costa en el Congreso, que incluso está dispuesto a pactar con la ultraderecha, con los independentistas, o con ambos al mismo tiempo. Le da lo mismo. ¿Y sus convicciones? Nunca las tuvo.
Ni los más visionarios pudieron predecir que a los ideales de Feijóo se les iba a dar la vuelta como a un calcetín. Hace un año Feijóo convocaba la cuarta manifestación contra la amnistía, el PP proponía ilegalizar a Junts y Tellado sentenciaba que no se puede ser presidente con los votos de un prófugo como Puigdemont. Solo un año después, Feijóo le toca las palmas a Puigdemont. “Cosas veredes, amigo Sancho, que farán fablar las piedras”.
¿Qué quedó de aquel Feijóo decidido a no ceder ni un milímetro ante lo que calificaba de “traición a España”? ¿Qué quedó del que sentenciaba que no se podía ser presidente con los votos de un prófugo como Puigdemont? ¿Qué quedó del que aseguraba que nunca se sentaría con Junts para pactar nada porque era un partido golpista y traidor? ¿Dónde está aquel PP que llamó a Puigdemont delincuente y enemigo de España? ¡Cómo ha cambiado el cuento!
Hoy, la figura de Puigdemont, que para Feijóo durante mucho tiempo representó la amenaza a la unidad de España y lo peor de la política para nuestro país, ha pasado a ser el “amigo” con el que presentar una moción de censura en contra el presidente Pedro Sánchez. ¡Ver para creer!
La imagen de Feijóo ha quedado tirada por los suelos. Ha pasado a ser el líder del PP más incoherente de la historia, por encima incluso de Aznar. ¿Qué dirán los votantes del PP que ayer se manifestaban en las calles para repudiar a Puigdemont y que hoy ven cómo Feijóo “mendiga” una foto con él? ¿Ya no se rompe España?
Es revelador que en la última encuesta del CIS los votantes del PP dan peor nota a Feijóo que a Casado como presidenciable. Es decir, que hasta los votantes de derechas creen menos posible que Feijóo pueda alcanzar la presidencia de Gobierno que aquel Casado al que echaron por la ventana por denunciar la corrupción en el entorno de Ayuso. Los analistas lo achacan a su “ambigüedad y a la falta de coherencia en su discurso”.
Es curioso que tanto Ayuso como Moreno Bonilla guardan un sospechoso silencio ante el cambio de rumbo del PP. Con todas las barbaridades que han dicho hasta la fecha, ¿ahora no tienen nada que objetar? Es bueno recordar que, en 2023, Ayuso instaba a Pedro Sánchez a poner fin al negocio del independentismo, denunciando que los acuerdos con Puigdemont eran inaceptables. Pero hoy, se calla ante el acercamiento entre Feijóo y Junts. Pareciera que están dejando que Feijóo se queme en su empeño con Puigdemont, mientras ellos aguardan para ocupar el sillón del PP.
Cuesta creer que la cara más visible del enfrentamiento con los separatistas, como es la de la presidenta de la comunidad de Madrid, cierre los ojos ante una estrategia que podría implicar un pacto con aquellos a los que antes señalaba como enemigos de la unidad nacional. ¿Se habrá hecho Ayuso independentista?
Si extraña el radical cambio de principios de Feijóo, extraña aún más el posicionamiento del PP catalán, que en solo un mes ha pasado de considerar radiactivo a Puigdemont a estar encantado con sus votos. Pero lo que nadie esperaba, es que Abascal también se abrace a Puigdemont. “El Príncipe” de Maquiavelo se ha quedado pequeño para la escenificación política de la derecha y la ultraderecha en nuestro país, haciendo realidad la máxima de “El poder justifica los medios”.
“Quo vadis Abascal”. ¿Por qué tanto odio a Pedro Sánchez por pactar con Junts si ahora Vox quiere acordar con Junts? ¿Por qué tanto dividir a la población entre los que dicen amar España y los que decían que pretendían romperla, si ahora Abascal desea ir en el mismo barco que Puigdemont? Esto es lo grande de la democracia, que ha costado, pero por fin la ultraderecha se entiende con los independentistas catalanes. Lo que no sabemos es lo que pensarán los votantes de Vox.
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Con Feijóo, tanto Abascal como Alvise serían vicepresidentes del gobierno. ¡Casi nada! Y no descartemos que el expresidente gallego esté dispuesto a ofrecerle a Puigdemont otra vicepresidencia a cambio de sus votos. Aznar ya le dio a Pujol todo lo que pidió y un poco más. ¿Por qué entonces no va a hacer lo mismo Feijóo con Junts?
Los votantes del PP merecen, ahora sí, saber cuál es realmente el proyecto que defiende Feijóo. Al día de hoy, parece que el único proyecto que le importa es el de llegar al poder a cualquier precio, incluso si para ello debe pactar con los que hace apenas unos meses eran considerados sus enemigos acérrimos.
En política no todo vale. La política sirve para transformar y mejorar la sociedad. Nunca puede ser el instrumento para conseguir el poder por encima de todo. Vamos a ver como termina el coqueteo de Feijóo con Puigdemont y con Abascal al mismo tiempo, porque todo apunta a que será el principio del fin para un PP, que ha renunciado absolutamente a sus principios en busca de una supuesta victoria a cualquier precio.