En un tiempo récord de sólo cinco horas se debe hacer la mudanza presidencial: los Biden, que han estado viviendo en la Casa Blanca hasta la misma mañana de la investidura de su sucesor, deberán marcharse esta misma tarde, para que los Trump ya puedan dormir en la residencia oficial en su primera noche de vuelta al poder. Y Melania Trump, que tuvo un perfil bajo como primera dama durante el primer mandato de su marido, ha anunciado que se muda con él desde el primer día, algo que no hizo la vez anterior.
“Esta vez lo tengo todo”, dijo Melania Trump hace unos días en una entrevista con la cadena Fox, afín a la administración entrante. “Tengo planes. Podría mudarme ya. Ya he hecho las maletas. Ya he seleccionado los muebles que tienen que colocarse,” enfatizó. En 2017 demoró durante meses su mudanza, reticente a abandonar su elegante residencia de Nueva York por la burocrática Washington DC. Pero este año será diferente: “Mi primera prioridad es ser madre, ser primera dama, ser esposa”, añadió.
Después de la derrota de su marido en las elecciones de 2020, la primera dama ha intensificado, si bien levemente, el apoyo público hacia él. En la víspera de las elecciones presidenciales del pasado noviembre, publicó sus memorias homónimas ‘Melania’, en las que defiende la amplia mayoría de las decisiones tomadas durante la primera presidencia, con la sola excepción del aborto. Este desacuerdo le sirvió entonces para justificar que tiene sus propias ideas, y darle la razón en todo lo demás, incluida la toma violenta del asalto al Capitolio.
“Una mujer independiente”
“Siento que la gente no me aceptó entonces”, declaró Melania a la cadena Fox, sobre el primer mandato de su esposo. “No me entendían como tal vez lo hacen ahora. Y no tuve mucho apoyo”, lamentó. Añadió que tiene la intención de modificar la percepción que se tiene de ella. “Yo me valgo por mí misma, soy independiente. Tengo mis propios pensamientos. Tengo mis propios síes y noes. No siempre estoy de acuerdo con lo que dice o hace mi marido. Y no pasa nada”.
Este tema ya fue fruto de su alegato en las memorias. “Los desacuerdos políticos ocasionales entre mi marido y yo son parte de nuestra relación, pero yo creo en abordarlos en privado en lugar de desafiarle públicamente”, se justificaba entonces. Melania, de 54 años, llegó a Nueva York a la edad de 26 después de que el trabajo como modelo la llevara de su Eslovenia natal a la gran manzana, donde conoció a Trump, con quien se casó en 2005.
Lujo y frivolidad
Sin embargo, la única mención de Melania a sus labores de primera dama en la entrevista fue que había asumido la tarea de elegir los muebles. Rediseñar los salones de la Casa Blanca le valió una de sus muchas polémicas por arrancar las rosas del Rose Garden que databan de la época de los Kennedy.
Su otro gran proyecto como primera dama fue la lucha contra el ‘ciberbullying‘, el acoso online entre menores, que emprendió después de elucubraciones sobre si su único hijo con Trump, Barron, padecía autismo. Ella lo negó y salió al paso para pedir a las grandes tecnológicas que regularán esta clase de mensajes de odio. No lo logró. Pero esa faceta de madre coraje queda reforzada con su decisión de mudarse a Washington acompañada de su único hijo con el presidente, Barron Trump, que acaba de cumplir la mayoría de edad y que les ha acompañado en los principales actos de esta campaña.