Jesús y su hermana eran uña y carne. Su complicidad era única y se podrían considerar hasta mejores amigos desde que eran muy pequeños.
Todo iba bien hasta el día que, ahora su cuñado, y según señala Jesús, lo rompió todo. Es la persona a la que culpa de que su hermana haya desparecido de su vida.
Una situación que comienza hace 25 años en un fiesta donde su hermana se lo presenta. Tras unos meses, Jesús ve el control que ejerce en su hermana y lo define como un ser egoísta e interesado.
Sin embargo, todo estalla en medio de una comida familiar. El novio de su hermana plantea vender la casa que tienen sus padres en un pueblo. Algo que Jesús no comparte y que le lleva a discutir con dicha hermana.
Ahora llevan 8 años sin dirigirse la palabra y la situación ha provocado el deterioro de la relación con su madre, tras la muerte de su padre. Ella apoya todo lo que dice su hermana.
Jesús teme que le hayan influenciada para terminar siendo desheredado. Pero, lo más importante para él, es volver a sentir el cariño de su familia.
Se siente solo y sin el apoyo de las que fueron, las dos mujeres de su vida.