Mi cercanía con Arran es indescriptible por inexistente. Estamos ante organización independentista, esencialmente gamberra, sus escasos integrantes exhiben nula inteligencia, incluso para la algarada callejera, que también requiere ciertas dosis de ella. Los de Arran carecen de casi todo. Son lo que son, muy poca cosa. Insignificancia. Pues resulta que contra esos liliputienses ha arremetido el Sindicato Unificado de Policía (SUP), debido a que la muchachada de Arran les coló en la fachada de la comisaría de Maó pintada insultante a cuenta de que dos policías se habían infiltrado en la organización. El SUP nos endilga comunicado chulesco, barriobajero, propio de la extrema derecha con la que parece tener abundantes concomitancias, con Desokupa, nítida organización fascista, hasta convenios de colaboración, en el que le dicen a Arran que «les temblarán las piernas», que la pintada se debe a que los policías infiltrados mantuvieron relaciones sexuales con chicas de la organización independentista, por lo que se produjo «un arrebato de celos entre los varones valientes». Bueno, lo que no sé es si ellas se los follaron a ellos, o si, unas y otros disfrutaron practicando sexo, que es lo más probable. Retozo erótico aparte, el SUP se pone en pelota picada ideológica con el comunicado, en el que la amenaza aflora por doquier camuflada con aquello de sujetarse a la legislación vigente. Qué sindicato policial profesional que se precie dice que a los «encapuchados» les «temblarán las piernas», o que se les han desatado los celos debido a que chicas independentistas han follado con sus agentes. Hasta tales extremos hemos llegado en las Españas.

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